Sobre la configuración de la hoja de este sable se podría escribir bastante, pues el asunto dio muchas vueltas y revueltas, pero por ser breve, diré que estas hojas con lomo redondeado que se convierte en nervio central de un pala con contrafilo realzado (para ser más precisos

) tiene su origen mediadas las guerras napoleónicas, hacia 1810.
Los ingleses utilizaban armas reglamentarias básicamente de corte, y de los enfrentamientos con los franceses surgió entre los oficiales de la caballería preocupación por una hoja de uso mixto, de punta y corte, que respondiese mejor a lo que veían en el terreno. Uno de los espaderos ingleses, en aquél momento muy creativos, respondió con un diseño similar a éste, inspirado en parte en los sables turcos. La curvatura suave para mejor orientar la punta y el nervio que rigidiza la hoja favorecen la estocada, mientras las caras planas facilitan el corte. El contrafilo realzado aporta un equilibrio algo más adelantado para favorecer igualmente el tajo. La hoja, además, resulta más ligera pues las caras planas se construyen delgadas. Todo esto, claro, en teoría...
La cosa no cuajó en caballería, pero curiosamente sí en la Marina e Infantería inglesas. La Infantería la abandonó hacia 1845, pero en la Marina este tipo de hoja gustó más y se mantuvo durante casi todo el siglo, alternando con hojas con vaceos, según el gusto del oficial de turno.
Otros países como España copiaron la idea para los sables de oficial de la Armada, y otros, como este modelo alemán, para la caballería. De ahí que el sable que tienes aún mantenga ese modelo de hoja. Para su época (finales del XIX), sin embargo, ya se consideraba obsoleto para uso de la caballería, prefiriéndose las hojas rectas.
JdB