Desde mi punto de vista, la esgrima de sable llamémosle "militar" es claramente mucho más peligrosa que la de ropera en lo que a impactos se refiere, simplemente por ser un arma muy diferente.
Aunque hay tajos en ropera que rozan el límite de las protecciones más habituales para la práctica de este arma, por lo general simplemente añadiendo un buen coleto a la chaqueta de esgrima y tal vez unas coderas y protecciones para el antebrazo, ya cubriéramos las zonas más expuestas.
Al menos esto debería ser así; luego puedes encontrarte con los que yo llamo "tajadores oportunistas de la línea baja" que se "sacrifican" exponiéndose a un tajo o estocada al cuello o cara por la posibilidad de tocar la tibia del rival. En estos casos es posible que hubiera que cuidarse también las piernas en un combate libre... o tener con él unas palabras de advertencia previa, cosa que yo recomendaría con la gente poco formada aún o ante alguien que tuviera una cierta insistencia empleando esa táctica.
Yo respecto a los tajos podría contar mi pequeña experiencia en el último encuentro AEEA: como con mi escasa formación solo me permitía mantener asaltos más o menos "parejos" con esgrimidores que llevaban muy poco tiempo practicando con la espada ropera, me encontré en mucho momentos con huecos lo suficientemente atractivos para lanzar un tajo a plena potencia contra careta o cuello... y me obligaba a frenarlos antes del contacto, o como mínimo a retrasar mi mano lo suficiente como para que solo fueran "roces" con la punta. ¿Por qué? pues porque sé que tipo de lesiones se podrían causar aún con una ropera de gentro de gravedad tan atrasado como la que empleé allí cuando el contacto es a plena potencia.
Sin embargo el sable es algo diferente: los tajos no son un recurso ocasional, sino que es la técnica estrella con mucha diferencia. Y son tajos potentes con una arma relativamente contundente, mucho más en la línea de una espada de mano y media que de una ropera del XVII.
Con este arma, yo personalmente abogaría por protecciones extra en antebrazos y codos, tal vez algo parecido a unas hombreras muy móviles (deben permitir elevar un poco más el brazo que en la esgrima de ropera), y protecciones para las piernas, unas espinilleras y unas rodilleras, para evitar los golpes "perdidos" principalmente.
Otra zona de mayor riesgo con un sable es la de las clavículas. Yo ahí emplearía una protección extra además del coleto: un hematoma o una periostitis (por no hablar de algo más gordo) sobre estos huesos resultan además de dolorosos muy incapacitantes para seguir entrenando durante un tiempo.
También si se fuera a seguir una escuela muy dada al desplazamiento circular, como es el caso de las adaptaciones de la Destreza Verdadera al sable, yo recomendaría añadir algo de protección extra en la parte posterior de la cabeza, la cual queda descubierta con una careta convencional. Un contacto rápido con un sable de entreno en esa zona podría causar alguna herida en el cuero cabelludo o incluso algo más importante.
De todas formas tendría que probar: no estoy muy seguro de que realmente se pueda hacer una esgrima a plena potencia con un sable militar de entreno pese a las protecciones, al menos no con uno de acero. Es posible que si se inventaron los simuladores de madera fuera precisamente con esta idea en la cabeza y no solo por cuestiones económicas (que también debieron tener su peso si pensamos en que se trataba de una formación de unidades militares, algo más "en serie" que lo que se podría ver en una sala de esgrima de la época).
En fin, como digo es solo una idea general, no algo que pueda apoyar con la experiencia. Tal vez lo que pudiera dar una respuesta más fiable fuera en propio entreno para ver qué zonas requieren de una mayor protección.
Saludos.
