Soy el primero en admitir que este es un mensaje raro, o por lo menos inusual, en este foro, pero quizás alguien de por aquí pueda ayudarme, o aconsejarme. O si no, por lo menos, me valdrá como vía de escape para expresar mis sentimientos quizá sin que se me tache (demasiado) de excéntrico, o de romántico perdido

Soy un joven de 23 años, al que la pasión por la vida militar y la admiración casi ciega por los que defienden a su pueblo y a su gente, aún a riesgo de su integridad física (o de su vida) le alcanzó siendo muy joven (ocho años ha). Desde entonces me dediqué, con paciencia menguante, a esperar como podia al ansiado dia en que fuera, orgulloso, al centro de reclutamiento más cercano para empezar el desafío y la aventura de llegar a ser oficial del Ejército Español. Pero toda mi ilusión se truncó y se hizo añicos aquél fatídico dia de Marzo, tres años ha, en que me dijeron que no era apto para unirme a filas, por culpa de una lesión ocular que me adolece desde pequeño.
Desde entonces, y por desgracia, mi situación personal ha empeorado ostentosamente. No he logrado encontrar ningún sustituto para mi vocación militar (ya que las puertas de la Guardia Civil, o de algún otro cuerpo de policía también las tengo cerradas a causa de la misma lesión, lo cual, dicho sea de paso, provocó que en su dia lanzara una maldición de por vida a las armas de fuego, causa por la cual fijo que no puedo entrar). Incluso me está afectando a mi vida personal, porque siento rechazo e incluso aburrimiento hacia las relaciones con civiles, y siento en cambio unas ganas inconmensurables de hablar y filosofear sobre el concepto de la nobleza, sobre ética militar, el trato más adecuado que dar a tus hombres, y la forma más efectiva (o devastadora) de combatír a tu enemigo, entre otros muchos temas, teniendo además el gran placer de saber que, seguramente, algún dia tendría la ocasión de poner en práctica todo aquello de lo que estaba hablando con mis camaradas en aquella acogedora cafetería. El ser un oficial militar, o de la GC, formaba parte de mi identidad. Y sin ello me siento incompleto, roto, mutilado...
Admito que estoy muy perdido. Perdido y alienado, en esta sociedad nihilista que tiene como máximo valor el dinero (cuanto más facil, mejor), y que por desgracia he catado especialmente en mi propia família. Provengo de una antigua familia noble cántabra, pero venida a menos, y parece ser que en su seno actual soy el único al que estos nobles orígenes le importan algo más que un comino, aunque no sé aún si se trata por pura egolatría, o por algo más. Obviamente, ambas cosas solo han servido para que, personalmente, me encuentre aún más incómodo.
En fin, si ha llegado hasta aquí, gracias por leerme. Y obviamente, agradezco de antemano cualquier comentario o consejo. Un fervoroso saludo a todos los caballeros de este foro
