Bueno, a ver si te sacamos de tus 13.GuzSpartan escribió:Por otro lado cuando cito el hecho de que portar armas es sinonimo de usarlas siguo en mis 13, pero igualmente comprendo lo cortes que eran en antaño, por el hecho de lo importante que era en tu vida sino querias ser retado por una disputa innecesaria. Hace tiempo di cuenta que la sociedad se ha vuelto mas grosera y hostil por ese motivo entre otros, por eso pienso que en tiempos donde el duelo era legal el hecho de portar espada es como un simbolo a la varonilidad y honor, ya que habia muchos ciudadanos que no portaban armas nunca y preferian vivir bajo una continua cortesia (que no era el caso de Quevedo)
Abundando en lo que ha comentado Joaquín, y limitándonos a lo que tenemos más a mano, que es la sociedad española del siglo XVII, la cuestión era bastante más compleja que un "me has mirado mal, te espero a la salida": para que te hagas una idea, Don Jerónimo de Carranza, aparte de gran soldado y maestro en la ciencia de las armas, era considerado en la época un jurisconsulto de primer nivel en cuanto a temas de lances de honor se refiere, pues el asunto no era en absoluto baladí: para un católico, una vez justificado teológicamente, quitarle la vida a alguien en servicio al rey no presentaba ningún problema moral, pero quitársela por un asunto de honor era otra cosa muy distinta. Para hacer las cosas como era debido, había que analizar la gravedad de la ofensa y la calidad tanto del ofendido como del ofensor, y otras circunstancias, a la luz de la legislación y el derecho consuetudinario, y por eso en muchos casos se recurría a personas de fiable criterio en estos temas como era Don Jerónimo, para establecer la procedencia (las menos de las veces) o no del lance de armas como solución al desencuentro, o la forma de la disculpa aceptable para el caso.
Además, si bien la sociedad consideraba positivamente a todo aquel que preservaba su honor, también rechazaba a aquel que, empleando el honor como excusa y fiando de su superior habilidad, hacía alarde de ella con el menor pretexto. En este aspecto, es posible que la sociedad española del siglo XVII fuera distinta, por ejemplo, a la francesa del XVIII, donde era de buen ver el tener, día sí, día no, un lance de honor por aquello de tirarse el pegote ante las damas de la corte.
Por otro lado, en bastantes de las espadas de la época que se han conservado se pueden observar claras concesiones a la estética en detrimento de su durabilidad. Ojo, no hasta el extremo de convertirlas en elementos puramente decorativos, pero sí para poder especular con que, en el caso de que se utilizasen en un lance a las veras, probablemente después requerirían los cuidados de un maestro espadero.
En resumen, que no creo que el hecho de portar armas sea sinómino de usarlas(*) en todas las épocas, y que cuanto más se acentúa, en una época dada, el aspecto de símbolo de estatus y/o elemento suntuario de la espada, más frecuente es que el hecho de portar una espada no implique el hecho de saberla usar, o de haberla usado.
(*)Por poner un ejemplo reciente, los Panteras Negras norteamericanos solían portar armas en público, no para liarse a tiros en sus conferencias de prensa u otras apariciones públicas, o porque esperasen un asalto en ellas, sino para subrayar el derecho de los afroamericanos a la autodefensa.