Que SWASH se celebre en las Royal Armouries es una pasada, y le da a esta cita un glamour dificil de explicar. Lo mejor sin duda de las muchas cosas que ofrece este evento, fue la posibilidad de estudiar en mano, un montón de piezas originales. Ver piezas equivale a un buen número de clases de esgrima y con el tiempo he aprendido que hay que ver muchas para poder formarse un criterio. SWASH ofrece todos los años la posibilidad de ver muchas piezas diferentes (cerca de 100 este año). Solo eso merece la pena. Y es fantástico ver como los curadores de este museo disfrutan al ver el respeto y cuidado con el que los cientos de asistentes estudiaban las piezas.
Yo me perdí alguna de las sesiones por tener clases en ese momento pero a cambio pude ver otras piezas en sesiones privadas. La más popular de ellas fue la espada de Rob Roy MacGregor, una especatcular espada de hoja ancha y larga, sencilla en sus decoraciones pero con unas espectaculares caracteristicas funcionales en lo que a matar se refiere.
También es estupendo ver que vamos teniendo amigos también en el Reino Unido y que ya vamos siendo conocidos. Aitor y Yarime, con la ropera en la mano impresionaron a propios y extraños por su talento, maneras y eficacia, algo que varios profesores y alumnos me dijeron mostrando abiertamente su admiración por ellos.
Lo peor de este evento es su mala comunicación - por lo menos desde Madrid - y la cafeteria, o mejor dicho la comida. El año que viene me pienso llevar dos botes de fabada Litoral y un par de botellas de vino

