Llevo bastantes años como recreacionista y algunos más como ilustrador, primero de fantasía y más tarde haciendo trabajos para exposiciones, aulas arqueológicas y ahora una revista de historia y, por experiencia, te aseguro que estamos entrando en la madre del cordero. Es muy difícil hacer un diseño en el papel y más tarde intentar extrapolarlo a algo real que te vas a poner encima. “El papel lo aguanta todo” y, si te fijas en el trabajo del 90% de los dibujantes, incluso armaduras tan sencillas como una cota de mallas o una de escamas suelen estar mal resueltas: las primeras muchas veces cuentan con unas arrugas totalmente irreales y la disposición de las segundas rara vez está bien hecha. Y entrar en armaduras de placas ya es un mundo a parte.
En la película del Señor de los Anillos, los diseños más “históricos” corrieron a cargo de Alan Lee y John Howe, más que nada porque eran los únicos que realmente sabían de armamento y vestuario medieval. Howe es miembro de La Compañía de San Jorge, uno de los grupos de recreación del XV más serios que hay.
http://www.companie-of-st-george.ch/index_1.phtml
Echando un vistazo a los libros de diseños, si no hubieran estado ellos, la cosa hubiera sido un desastre.
De todas formas, lo que hicieron fue mezclar épocas, pero generalmente no en un mismo personaje. Es decir, que Rohan es el mundo nórdico de la Tardoantigüedad y Alta Edad Media, Gondor la Italia renacentista… y si los uruk-hai son una versión siniestra de piqueros del siglo XV con una especie de machete, esto tampoco presenta problemas, aunque sea un tanto absurdo.
Pero sobre todo hay que tener en cuenta que muchos de los errores funcionales en las armaduras de una película pasan desapercibidos porque se fabrican en plástico. Por ejemplo, con el tema de la movilidad de las hombreras de las segmentatas, las de Gladiador están mal hechas: todas las lamas están remachadas o pegadas entre sí. Esta parte, la de los hombros, es delicada por lo que dije: si las lamas no están dispuestas de forma telescópica y no cuentan con esa articulación mediante bisagras, resultaría imposible hacer cosas como tocarse el hombro izquierdo con la mano derecha o apoyar la palma de una mano sobre la cabeza, pues unas lamas pegarían con las otras. Es como intentar doblar el tubo de una ducha: llega un punto que no es posible hacerlo más.
Ahora bien, las segmentatas de Gladiator no tienen ese problema porque son de plástico pintado, algo que se nota si te fijas y tienes algo de experiencia en ese tipo de armaduras. A cualquiera que haya tenido un peto musculado en la mano, le resultará chocante el momento en el que el lanista le arroja una coraza con dos caballos al prota y éste la pilla en el aire, quedando en evidencia que es muy ligera y flexible. Obviamente, al contar con cierta elasticidad todos esos problemas mecánicos y funcionales se olvidan. Esto mismo sucede con las armaduras élficas en la Batalla del Monte del Destino: todas esas formas vagamente vegetales quedan muy chulas, pero la posible articulación que podrían contar las lamas de esa especie de segmentatas, se inutiliza cuando éstas se entrelazan entre sí.
También es preciso tener en cuenta que la parte de los hombros es en la que recae la mayor parte del peso de todas las protecciones de torso. Esto hace que las hombreras soporten una enorme tensión. Por ello, las protecciones articuladas de los hombros en las armaduras históricas suelen estar por encima de las piezas sobre las que realmente recae este peso, al mismo tiempo que se procura que buena parte de éste caiga sobre las caderas, gracias a un estrechamiento en la cintura.
Pero lo que se hace en las armaduras de película es que las hombreras articuladas están directamente pegadas al peto, lo cual dificultaría los movimientos, pues el peso de éste “tiraría” de ellas hacia abajo… algo que no se da al ser todas las piezas de plástico.