Leonardo, veo que no tienes demasiada vida social, ¿no?
Bueno, hecha la broma, voy a ver si saco tiempo y hago alguna medida, pero ya te anticipo que no prometo nada...
Dejo para otro post comentar algo en la línea de Marc (rigidez, elasticidad, sección, temple...), ya que ando fatal de tiempo, y me centro en la segunda parte...
En la Fab de Toledo se hacían una serie de pruebas que permanecieron, al menos en teoría, invariables desde 1803 (ojo, fecha de memoria, poned o quitad un año) hasta al menos los años 30 del pasado siglo. Una de ellas, en efecto, comportaba flexar la hoja, por medios manuales al principio, en forma de S, hasta que formase dos semicírculos de 180 grados, ahí es nada. Sólo se hacía esto con las hojas rectas de doble filo, y la prueba permitía comprobar la bondad del temple, el reparto de gruesos (es decir, el diámetro respectivo de los semicírculos debía ser proporcional al grosor medio de la hoja en esa zona), el reparto del temple, y la ausencia de puntos claros de fallo. Para las hojas típicas de sable sólo se hacía la prueba de alcanzar un semicírculo.
Tras este maltrato, la hoja debía retornar sin problemas a la forma original. Respecto a la hoja del museo, evidentemente no prueba hada en sí, puede tratarse de hierro dulce que se deja enrollar, y así se queda, claro. El que alguien la soltara de su encierro, y no recuperase la normalidad, tampoco probaría nada, pues después de cien años en esa posición una deformación permanente sería lo más lógico (aquí Marc puede justificarlo, pero creo que es algo que se dá en la práctica). Pero en el Alcázar de Toledo conservan algún material de prueba, y se incluye una guía en forma de ocho por donde se hacía pasar a los floretes de esgrima, lo que dice algo de la exigencia de calidad que se aplicaba al producto.
No obstante de lo anterior, yo nunca, nunca sometería una espada antigua a ningún tipo de prueba, y nunca lo he hecho. En primer lugar, es peligroso. El temple no es eterno, a temperatura ambiente hay un cierto proceso continuo, aunque muy lento, de revenido, y podemos fácilmente obtener una hoja doblada permanentemente. O bien, si pasamos cierto límite, o si la hoja sufrió algún trauma importante durante su vida y quedó un punto oculto de falllo, incluso una linda hoja rota. Y además estas pruebas, con una hoja de cierta antiguedad, prueban poco, pues el material ha cambiado desde que se produjo la pieza hasta hoy. Es mi opinión, pero a mí no me gusta mucho jugar con cosas irremplazables.
Con las piezas nuevas, no hay problema, a darles duro. Con las antiguas, respeto y conservación. Y no es un tema de dinero, el que yo alguna vez pudiese conseguir una pieza antigua barata, o al precio de una nueva, no me hace cambiar de opinión.
JdB