La batalla de Kinsale
Allá por el 1601, Irlanda estaba en plena rebelión contra los ingleses. Los jefes gaélicos del Ulster, Hugo O'Neill y Hugo O'Donnell (tatatarabuelo del espadón español del XIX) le estaban tocando la moral bastante a la reina virgen (claro, claro

) y, dandole al rollito guerrillas y esas cosas se las habían apañado para darles las suyas y las de un bombero a los ingleses en el vado amarillo del rio Aguas Negras (Yellow ford en el rio Blackwater) tres años antes.
O'Neill, un hombre brillante donde los halla, viendo el percal, fué a pedir ayuda donde la podía encontrar: en la muy católica España (por esos tiempos ya estaba liada en plan católicos irlandeses frente a protestantes ingleses), que tambien le tenía ganas a Inglaterra, principalmente debido a la guerra de corso inglesa contra los navios españoles y el abierto apoyo ingles a la revuelta en las provincias holandesas (básicamente, los mismos detonantes que llevaron a montar la "Empresa de Inglaterra", a.k.a. Armada Invencible). De hecho, en el castillo de Donegal (condado de Donegal, norte de Irlanda) se conserva una de las cartas que O'Neill dirigió al entonces principe de Asturias, futuro Felipe III, en la que, a cambio de ayuda, se le ofrece nada menos que el señorío de la isla.
Bueno, pues en el 1601, los españoles se ponen manos a la obra: embarcan los tercios de Juan de Aguila y Francisco de Toledo (en total 4432 hombres, o sea, unas 17 compañias, más de medio tercio menos de lo que nominalmente les correspondía) en la flota del almirante Diego Brochero (33 naves) surta en Lisboa con rumbo a Cork, el dos de septiembre (esos otoños atlanticos...) y adivina, adivinanza...Efectivamente, una galerna escabodria la flota cerca de la isla de Ushant:Pedro de Zubiaur, con 9 barcos, 650 hombres y la mayor parte de los víveres vuelve a La Coruña, Alonso de Ocampo desembarca con un puñado de hombres (parece ser que 200, ni una compañia completa) en Baltimore y Brochero, que no es capaz de llegar a Cork debido a vientos contrarios, desembarca a Aguila y a 1700 hombres (que poco a poco, según van llegando algunos barcos que se han separado, asciende a 3000 hombres) en Kinsale y tira millas pa España.
Aguila fortifica Kinsale y se sienta a esperar refuerzos de España y a los rebeldes irlandeses (que se tienen que cruzar toda la isla desde el Ulster), pero quien llega antes son los ingleses, que desguarneciendo sus fuertes de alrrededor de Dublín juntan una fuerza de 4000 hombres al mando de George Carew, que pronto sube a 6000 y 600 de caballería mandados por Lord Montjoy, el governador inglés de Irlanda. La bahía es bloqueada por la marina inglesa primero, y después, con la pérdida de uno de los fuertes de la "bocana" de la bahía queda completamente sellada. Seguimos de suerte, muchachos.
Mientras, Pedro de Zubiaur vuelve a la carga y el 7 de diciembre sale de La Coruña con 10 barcos, 829 hombres y provisiones y, pues bueno, ya os sabeis la historia: tormentita al canto y cuatro barcos a hacer puñetas. Cuando se acerca a
Kinsale, el único golpe de suerte de la campaña: los vientos le impiden llegar a Kinsale y decide desembarcar en Castlehaven, sin saber que de haber llegado a su destino original, se habría topado de morros con la marina inglesa.
Bien, tenemos 3000 españoles asediados en Kinsale (y la cosa va para dos meses largos), ochocientos en Castlehaven con la mayoría de las provisiones (¡ahí podían estar!) y doscientos despistados en Baltimore. ¿Y los irlandeses? Pues ahí siguen, pasando penalidades para llegar a donde estan asediados los $#"@ª españoles, que maldita la ayuda que traen, que diciembre en Irlanda se nota, y bien.
A todo esto el almirante inglés se me entera que don Pedro está en Castlehaven y para allá tira con 7 barcos (cuatro de ellos, galeones de 600 tn). Don Pedro, con sus seis cacharros (los más gordos son dos galeones de 200tn) le hace frente y junto con una batería de cinco piezas, los rechaza perdiendo sólo un navío en el proceso y escabechinando dos de los ingleses: al de Zubiaur no le debian de caber en el sollado, de hermosos y bien puestos que los debía de gastar. Tal fué la cosa que los nobles irlandeses de Castlehaven, que debieron de flipar colorines, juran lealtad a Felipe tres palitos y levan dos compañias de infantería y una de caballería, que con 200 españoles (¿los de Ocampo?) tiran pa Kinsale.
Las tropas de O'Neill y O'Donnell, 5500 hombres, se unen a las que venían de Castlehaven a mediados de diciembre. A esas alturas los ingleses ya eran 12000, aunque muchos estaban bastante pochos y arrugados, que es lo que tiene mantener un asedio en invierno, a la intemperie, etc. Pero vamos, que ni los irlandeses que llevaban casi un mes de marcha a cuestas, ni los españoles chupandose tres de asedio con su preceptivo bombardeo debían de estar mucho mejor, digo yo.
La idea era repetir la de Pavia: fuerza de rescate ataca a fuerza de asedio y cuando se monta la fiesta, los asediados hacen una salida y pillan a los malos entre dos fuegos. Buena idea.
Asi que, la noche del 23 al 24 de diciembre de 1601, los 6000 irlandeses y los 200 españoles de Ocampo (que, siendo gallego, se debía de sentir como en casa) se chupan una marcha por bosques y pantanos (puñetera manía que tienen los gaélicos con las marchas nocturnas: acordaos de Culloden) y cuando, en la media luz del amanecer, van saliendo a terreno despejado, los de O'Neill y Ocampo se han separado de los de O'Donnell y se encuentran de bruces primero con la caballería inglesa y luego con la infantería que se va sumando a la "powder party". Los irlandeses, bastante desorganizados, según van llegando van siendo rechazados por los inglesitos, que se permiten el lujo de mantener a 4000 hombres cubriendo Kinsale.
Y una carga de la caballería inglesa a tiempo (coñe, me acuerdo de cierto contertulio que andaba por aquí hace un tiempo

) desbarata a la caballería irlandesa, a la infantería de O'Neill y se va todo al garete. Los unicos que se mantienen a pie firme, cubriendo en lo posible la retirada del ejercito irlandés, pues los de siempre: los españoles de Ocampo. ¿La prueba? Los irlandeses perdieron en la batalla 1200 hombres (20% de pérdidas); pero de los 200 españoles de Ocampo, 90 murieron y 52 cayeron prisioneros (70% de bajas).
En fin, no es dificil de imaginar a 200 tios helados, empapados y agotados aguantando a pica y culatazo de arcabuz repetidas cargas de caballería y descargas de fusilería en un pálido amanecer de invierno, como tantas otras veces, haciendo de cuatro palmos de tierra extranjera un pedazo de suelo patrio.
¿Y don Juan de Aguila que, otra vez camp..., esteee, que hacía el muy liendre? Pues realmente no se sabe muy bien: hay versiones que dicen que confundió la descarga de fusilería de los ingleses celebrando la victoria con la señal para salir, pero que tubo que volverse pa casita cuando vió señas españolas portadas por soldados ingleses. Probablemente había un plan muy bonito con señal acordada incluida, pero con esta manía que tienen los planes de guerra de no salir como se pergreñaron (por mucho que el crel. Hannibal Smith los prepare) se le echó en falta un poco más de iniciativa e improvisación al muchacho.
Bien, el del Aguila capituló a mediados de enero, incluyendo las guarniciones españolas de Castlehaven y otros dos o tres sitios menores. Las condiciones fueron, como apunta Quixote, bastante honrosas: se retiraron con armas, equipajes, señas, haberes y municiones, y se permitió acompañarles a los irlandeses que así lo quisieran. Incluso los ingleses se comprometieron (¡y cumplieron

! Inaudito, oiga) a proporcionarles alimentos y medios de transporte a España. Lo gracioso es que dos puñeteros dias despues de firmada la capitulación llegaron refuerzos de España al mando de Martin de Vallecilla, que al ver el percal hizo mutis por el foro.
Si los ingleses dieron unas condiciones tan buenas fué principalmente porque veían que el descalabro de los irlandeses no era ni mucho menos definitivo y porque el asedio les estaba costando demasiados hombres: la victoria que habian conseguido se podía quedar en nada si aparecian (como así fué, pero demasiado tarde) refuerzos de España.
O'Neill y O'Donnell se retiraron al Ulster, donde sus guerrillas siguieron activas durante otro año hasta que capitularon (O'Donnell hijo, Rory, pues el padre falleció en el 1602) con condiciones no muy malas sobre el papel, aunque los ingleses no confiaban ni un poquito en ellos. Así que en 1607, O'Neill, O'Donnell y otros jefes gaélicos se embarcaron en Donegal en dirección a España, y nunca volvieron (los irlandeses llaman a este episodio "the flight of the earls") Privado de sus jefes, el Ulster cayó bajo el poder de la corona inglesa, que entregó la tierra a señores ingleses y a colonos escoceses. Y desde entonces hasta hoy, la siguen teniendo liada.
Bueno, esto fué lo que pasó, mas o menos.