Por el momento todavía no he podido verme practicando las artes que aquí se describen, no por falta de interés o ganas ni mucho menos, sino porque el día no tiene más horas ni el bolsillo tiene más fondo (no se cómo dicen que los ricos se aburren...).
Mejor voy al tema concreto: recientemente me regalaron un sable, bastante sucio, oxidado y baqueteado. Supuestamente llegado a España en manos de alguno de los componentes de los "Cien Mil Hijos de San Luís".
Creo que es un sable de caballería ligera modelo An XI. Un poco tardío ya (marcado 1822), antes de que fuese progresivamente sustituido por el Mdle. 1822. He comprobado las marcas del sable con los registros de Klingenthal y parece que todo coincide. La vaina es otra cosa, ya que sólo tiene una marca y no reconozco qué es. Imagino que la original se perdería y sería sustituida por otra (¿posiblemente española?), aunque ajusta perfectamente y sin problemas.
Mi primera intención era dejarlo como estaba. Ni tocarlo. Sólo lo justo para conservarlo. No tengo problema para el mantenimiento y reparación de las katanas modernas que usamos en corte (aunque alguno que las escabecha se merecería más de una colleja). Pero esto es otra cosa muy diferente.
Sin embargo, navegando por internet, encontré el artículo dedicado a la conservación y limpieza de armas antiguas de D. Juan José Perez. Sus opiniones sobre lo que significan "restaurar" y "conservar", y cuales son los métodos más deseables para limpiar un arma (aunque sean los que más esfuerzo conlleven) son tan similares a las mías que me animaron a tratar de mejorar las condiciones de este arma.
Reconozco que ha sido todo un éxito, con una primera limpieza que ha dado unos resultados notables. Falta todavía mucho trabajo, sobre todo en la vaina, pero el motivo de este post es por algunas dificultades que me he encontrado:
-La abundante suciedad oscura de la guarda no se retira con la simple aplicación de producto de limpieza con algodón. En principio parece necesario usar algún método más severo, pero tengo duda de si la lana que estoy usando en el acero (00) no la rayará o estropeará.
-El cuero de la empuñadura y de una correa de la vaina están secos, aunque todavía tienen cierta flexibilidad. ¿Alguna crema concreta que me puedan recomendar para su cuidado? A la chupa de la moto siempre le he puesto Nivea, pero aquí...

-¿Me atrevo con el interior de la vaina o eso ya son palabras mayores? Salvo que consiga un armero de mayor tamaño, mi intención es guardarlo envainado, y conserva los paneles interiores de madera.
-La hoja no ha tenido una vida amable y, entre otras cosas, está torcida (o puede que ya lo estuviese desde su forja). He enderezado más de una katana moderna por cortes mal dados, pero supongo que en este caso se trata ya de la forma natural del metal. ¿Alguna prueba que pueda hacer para comprobar su estado?. Personalmente no tengo ninguna objeción a dejarla como está en estos momentos.
Tras su limpieza completa, mi intención es encerar la vaina, no tengo decidido si encerar la hoja o aplicar aceite (lo limpiaría con la misma frecuencia que el resto de armas que uso habitualmente, por lo que no acumularía suciedad) y dejar la guarda al natural, para que recobre la pátina que ha perdido con la limpieza (ahora mismo brilla como la cubertería de mi madre y no pega mucho).
Tremenda parrafada. Espero disculpen tanta verborrea. Sin más, agradecerles de antemano todo comentario y ayuda.
Manuel Segura
P.D.: Como simple curiosidad, la fábrica se Klingenthal se fundó con artesanos y métodos de Solingen. Este sable ha coincidido en mi armero con una katana de corte de Solingen (horrible mezcolanza, lo se). Así que es como si uno se encontrase con el tatarabuelo que se fue a hacer las américas...
