Bueno, ahora que por fin tengo un momento para volver sentarme con (relativa) calma frente al ordenador, quiero aprovechar para agradecer encarecidamente a la ACEA en general y a los organizadores del evento en particular (Javier Azuaga, Oriol Salvador, Diego Martín, y seguro que me dejo a alguien más en el tintero, mis sinceras disculpas, pero es que tantos estacazos en la careta, a lo largo de los años, se cobran su peaje...) su atención, dedicación entusiasmo y profesionalidad. Para mí la experiencia ha sido inmejorable, y el mérito es de la ACEA.
Debo decir que el evento estuvo organizado a la perfección, con eficiencia y atención al mínimo detalle. Además, los asistentes a la bras... estoo... a la charla soportaron estoicamente dos horas largas de bombardeo de los sentidos, y no sólo estuvieron agudos e inmisericordes con las preguntas (cómo debe ser) sino que también aguantaron mis, sin duda excesivamente prolijas, respuestas. En conjunto, para mí fue una experiencia fantástica, y la repetiría sin dudar. Además, me trataron cómo a un marqués. ¿Que más se puede pedir?
Gracias a todos y a todas, de verdad.
Marc
P.D. Por no mencionar la cena de la noche. Tres días tardó en curárseme la garganta tras horas de esforzarme por mantener conversaciones en un local con cerca de cuarenta esgrimidores intentando hacerse oír sobre los demás. Pueden VVMM imaginarse el cuadro

Pero en tan inigualable compañía, no iba a ser menos. Un paso atrás es Destreza, pero dos es cobardía, así que de cabeza a la refriega y Dios reconocerá a los suyos. Claro que entre tanto pecador, poco trabajo habrá tenido...
Gracias de nuevo, gente
