Las ordalías o “juicios de Dios” tienen su origen en el antiguo derecho germánico, son citadas por Tácito entre los germanos del siglo I d.C. e inicialmente fueron censuradas por el primitivo cristianismo, aunque finalmente se asimilasen mediante un proceso de sincretismo. Por otro lado, se documentan entre otros pueblos indoeuropeos arcaicos, como celtas o iranios, mucho antes de la Edad Media.Joaquin (Escorpion) escribió:No son pocos los autores que afirman que el holmganga o holmgang vikingo, de probables orígenes germánicos, exportado al resto de europa y evolucionado a través de los siglos con los normandos es el responsable de la tradición medieval de los duelos singulares entre caballeros y juicios de Dios.
Respecto a los “duelos entre caballeros” son un fenómeno muy amplio y complejo, que no necesariamente tienen que ver con la ordalía. Ésta no es más que la manifestación de una divinidad acerca de la inocencia o culpabilidad de un acusado a través del resultado de una prueba, ya sea un combate, sobrevivir a la ingestión de un veneno o sostener un hierro al rojo. Pero los combates singulares han sido empleados con otros muchos fines desde la más remota antigüedad, ya sea para definir el resultado de una batalla, en prácticas pseudodeportivas o para solventar desavenencias por cuestiones de honor. En ese sentido, la holmganga tiene más que ver con esto último, antes que con una ordalía.
Y, desde luego, Héctor y Aquiles no se enfrentaron entre sí como reminiscencia de ninguna holmganga.
Vuelvo a insistir una vez más que determinados fenómenos del pasado no deben relacionarse entre sí sólo por ciertas similitudes en determinados aspectos formales (en este caso, dos hombres combatiendo), sino que han que analizarse de forma estructural y, sobre todo, considerarse cuál es su función última.
En ese sentido, tampoco se puede confundir “vikingo”, es decir, aquellos miembros de las sociedad escandinava que se embarcaban en incursiones que aunaban el comercio con el pillaje oportunista, con los soldados profesionales acantonadas en campamentos militares fronterizos como el de Trelleborg, construidos ya época de Harald Diente Azul, es decir, una vez se había centralizado el poder en Dinamarca, anteriormente repartido entre infinidad de reyezuelos o jarls.
Obviamente, el tipo de lucha de un saqueador aventurero y el de un soldado profesional son sensiblemente distintos y están directamente relacionados con fin que persiguen: en un caso, conseguir algo de botín en un audaz golpe de mano para más tarde salir corriendo, en el otro ejercer un control militar efetivo sobre todo un territorio.
Supongo que eso significa que todas esas armas generalmente llamadas “espadas”, empleadas durante los últimos tres milenios, desde los gladius romanos hasta los sables militares del XIX, pasando por las spathae germánicas o la mayor parte de las “espadas” medievales, en realidad no eran espadas, sino abrecartas gigantes.Carlos Negredo escribió:La espada nunca fue un arma de guerra, a pesar de que pudiera ser usada en tal situación.
A mí una alabarda también me parece bastante disuasoria. ¿Qué es lo que hace que un arma sea “disuasoria”? Yo creo que todo arma, por definición, lo es, incluidos los misiles intercontinentales.Carlos Negredo escribió:La mano y media más posiblemente se utilizase como arma disuasoria, asi como de defensa frente a asaltantes de caminos, y por supuesto, duelos. Al ser la espada simbólica de los caballeros en los siglos XIV y XV se usaría en situaciones muy dispares, pero en la batalla olvidemos la esgrima.
A ver si me aclaro… Si estás diciendo que la esgrima sólo puede desarrollarse en una “situación controlada”, es decir, cuando te enfrentas con un número similar de adversarios que portan un arma similar a la tuya y, por otro lado, que la esgrima de mano y media surgió de la “defensa personal”… supongo que estás dando a entender que un contexto de “defensa personal” es una “situación controlada”.Carlos Negredo escribió:Respecto a la esgrima, hay que puntualizar unas cosas. La esgrima de un arma se refina cuando se enfrenta, sobretodo individualmente ó en número reducido, contra enemigos que portan ese mismo arma en cuestión, y en una situación controlada, donde no haya demasiadas variables a tratar, las cuales invaliden (ó reduzcan) realmente la habilidad marcial de los contendientes.
Esto ocurre normalmente en un ámbito de duelo ó civil (véase un viaje). La batalla es un lugar donde poca esgrima tiene cabida, asi que no es el lugar donde la esgrima se desarrolla. Se puede afirmar con bastante seguridad que la esgrima que se desarrollo para la mano y media surgió de la defensa personal, y esta normalmente no tiene lugar en la batalla.
Es decir, que en el transcurso de una pelea callejera, o cuando te atacaban unos malvados salteadores de caminos, éstos nunca iban a ser más que tú, siempre llevaban la misma arma que tú, etc. En serio, yo no creo que la diferencia entre una pelea más o menos “concurrida” y el de una batalla fuera sustancialmente distinta, en el sentido que un contexto permitiera hacer unas cosas que en el otro son imposibles, o a la inversa. Es más, la diferencia entre armamento militar y civil sólo se ha dado en unas pocas sociedades y épocas, en Europa concretamente comienza a surgir en el siglo XIV.
Más bien me parece que, muchas veces, cuando se habla de “esgrima” se la tiende a identificar con una mecánica de lucha muy específica, es decir, ligar hierros, ganar ángulos y todas esas cosas tan propias de la esgrima moderna y de unas armas con una morfología muy característica. Y que todo lo que se va más allá de ello automáticamente deja de ser considerado “esgrima”. Pero habría que cuestionarse hasta qué punto esa mentalidad moderna es aplicable a la lucha medieval o no, indistintamente de que se trate de un contexto militar o civil.
Eso si lo que se realmente se pretende es comprender una determinada realidad pasada, y no tratar de explicar una supuesta realidad presente.