Juan J. Pérez escribió:Y honestamente, creo que los escritos de Pacheco no son fáciles de entender y están sobrecargados de elementos ajenos a la esgrima. Siempre hemos pensado que era cosa de nuestro bagaje cultural, de nuestra falta de paciencia, pues nos creemos muy distintos de los lectores de aquella época. Pero cuando uno lee a otros autores, como Rada, o Tamariz, llega a la conclusión de que, efectivamente, Pacheco no contaba entre sus habilidades la de escribir con claridad y, sobre todo, concisión. Y esto molesta principalmente a Quevedo, aunque sólo sea estilísticamente, como no puede ser de otro modo. Pero el libro, es bueno.
Para empezar, hay libros de Pacheco y libros de Pacheco: por ejemplo, el "Grandezas" tiene una clara vocación "práctica" y las disgresiones extraesgrimísticas se limitan a las pinceladas cultas de toda obra literaria de la época; las "Cien conclusiones" y el "Modo nuevo" son tan concisos y escuetos que pueden llegar a resultar crípticos, pero no precisamente por su exceso de disgresiones, sino por lo breve de sus explicaciones: son libros "de un experto, para expertos" (como decía del lenguaje C un profesor de mi facultad); finalmente, el "Nueva Ciencia", aparte de tener vocación de
Opus Magna y, por tanto, pretender no dejar puntada sin hilo en ésto de la esgrima ("el arte de los detalles", se podría calificar) con el coste, en términos de explicaciones, que eso implica, destila mala baba por los cuatro costados y también tiene su aspecto de defensa feroz contra todos los ataques, pasados, presentes y futuros.
Sin embargo, después de Pacheco, la agenda de los autores de la VD se aligera considerablemente: con demostrar que uno es el más pachequista de los presentes (Ettenhard) o que Pacheco, a pesar de ser lo máximo a veces se equivocaba (humano era, al fin y al cabo) y que hubiera aprobado la corrección de turno (Perez de Mendoza), era más que suficiente: la Verdadera Destreza ya no necesita ser defendida. Ésta es la diferencia entre el "hasta Carranza estaba equivocado" de Pacheco y el "Fabris era diestro verdadero" de Ettenhard.
Por no mencionar que entre los 60 años que van de Pacheco a Rada se produce un cambio tan importante en la historia del conocimiento humano como es el que ilustra el "Philosophiae Naturalis Principia Mathematica" de Newton. Dicho cambio acerca los textos tardíos de la VD a lo que nosotros entendemos como prosa científica: las "morcillas literarias" de Rada son mínimas, y sin embargo, sus demostraciones son a veces difíciles de seguir, por su extensión y exactitud, sin tener la ilustración de referencia delante (lo cual no es una crítica: es lo que hay, majos. Como todo el que haya manejado un libro técnico sabe, éstos se hojean más veces hacia atrás -"esto, ¿de donde venía?"- que hacia adelante).
Y si se considera que Pacheco es poco claro, Carranza es entonces la oscuridad absoluta: en el "Filosofía de las armas" la esgrima está tan entrelazada con la filosofía natural, la teología, la fisiología, la moral e incluso con la forma del discurso (joé con la charleta entre cuatro colegas, oiga) que se puede decir que de su lectura no se extrae conocimiento esgrimístico, sino que éste se tiene que destilar, gota a gota, mediante un proceso largo y tedioso de lecturas y relecturas. Que es, por cierto, la tarea por la que empieza Pacheco: condensar y racionalizar, en la medida de lo posible para su mentalidad, el conocimiento puramente esgrimístico que contiene la obra de Carranza.
Por todo ello, dudo que la crítica quevediana a la obra técnica de Pacheco se origine en discrepancias de estilo. Más bien me parece que sus objeciones van más en la linea de las que don Miguel de Cervantes plasma en su "Licenciado Vidriera":
"[...]De los diestros dixo una vez, que eran maestros de vna ciencia, ò arte, que quando la auian menester no la sabian, y que tocauan algo en presumptuosos, pues querian reduzir a demostraciones matematicas, que son infalibles los movimientos, y pensamientos colericos de sus contrarios."
Cervantes Saavedra, don Miguel: Novelas exemplares (Madrid, 1613), fol. 122v.
Es decir, que la crítica no es a la obra, sino al uso que algunos hacen de ella, y en concreto, a limitar la esgrima al aspecto teórico plasmado en las obras de Carranza y Pacheco, olvidando o ignorando que la puesta en práctica de dicha teoría va mucho más allá de la simple transposición de las acciones y posiciones descritas en ella.