Eugenio Garcia-Salmones escribió:
En esencia el combate tenia como objetivo cargarse al otro, por ahi no van descaminados, ademas van bien protegidos.
Saludos
Ahí tengo que discrepar: el combate tiene como objetivo salir vivo de él, y el cargarse al otro es un medio (el principal, y paradigmático, pero no necesariamente el único) para conseguir el fin. Un doble tocado no es un empate, es un fracaso mutuo.
Es muy distinto intentar eliminar al contrario porque es la única (o la más eficiente) manera de sobrevivir, que tener como objetivo principal la eliminación del contrario: si se asume la muerte propia, se pueden ejecutar acciones suicidas que con cierta seguridad se llevarán al contrario con nosotros.
Y yo, sinceramente, a lo mejor puedo asumir llevarme un castañazo en la careta si le alcanzo al otro (cosa que siempre pretendo no hacer, pero humano como todos, no sería capaz de jurar que siempre ha sido así), pero ni de coña que me abran la cabeza con una espada de verdad por llevarme al contrario al otro barrio. Ni ahora, ni en ninguna situación (exceptuando las más extremas, en las que me importe un pijo irme a criar malvas) que se me pueda ocurrir. Y en el pasado, puedo entender que funcionasen con otras escalas de valores, y que se entendiera que había más y mejores razones por las que morir, pero no que en todos, y ni siquiera en la mayoría, de los combates individuales, los contrincantes tuvieran tal desprecio por la vida propia que se planteasen como objetivo primordial la eliminación del contrincante sin importar las consecuencias.
Y me juego una cerveza a que si Fiore, Döbringer, Carranza o Capoferro no lo hubieran entendido así, o de manera parecida, nunca habrían sobrevivido el tiempo suficiente para adquirir la suficiente experiencia y conocimiento para escribir sus tratados.
Y eso no implica ser defensivo, pasivo o poltrón, sino entender que la agresividad, la iniciativa, el tan manido "vor", etc. tienen un objetivo sutilmente ( o no tan sutilmente ) distinto que el aparentemente obvio de escogorciar al contrario: el hacerlo preservando al esgrimidor de incómodas intrusiones en su anatomía.
Sutileza que es dificil (se podría decir que imposible) de percibir desde detrás de una careta, con las protecciones adecuadas y enfrentado a un contrario que no sólo está armado con una espada que no es letal, sino que además, al contrario de lo que debería de ser, tiene (o debería tener) cierta consideración por nuestra integridad física (la valentía que requiere enfrentarse a esta situación, y asumir el riesgo de recibir un golpe no es lo que yo llamaría valentía sobrehumana, precisamente). Imposible de percibir porque es más emocional que otra cosa, y que surje de estar en una circunstancia extrema, y como nosotros, gracias al cielo, no nos vamos a encontrar en ella, no nos queda otra que racionalizarla, intelectualizarla, etc., pero no creo que la opción más adecuada sea ignorarla completamente.
P.D. Es decir, lo que ha dicho Yllart, pero con más retórica: si es que me pierde la tecla, señores
