Un par de cuestiones:
Por un lado, desde el siglo XI hasta prácticamente el XVII, aunque con especial importancia entre el XII y el XV, en Europa se da un claro predominio de los recursos estratégicos defensivos frente a los ofensivos. Esto se debe a que, en definitiva, los logros en la construcción de castillos y fortalezas siempre fueron por delante de los medios técnicos para expugnarlos. Esto trajo consigo lo que ya comenté en otro mensaje: una escasez de batallas campales masivas, lo que convirtió a las guerras en una sucesión de maniobras de desgaste, incursiones y, sobre todo, asedios y toma de ciudades.
Salvo contadísimas excepciones, tomar un castillo requería pesadas máquinas de guerra cuyo transporte era dificultoso. También precisaba de una logística que asegurase las provisiones para el ejército asaltante, algo que en la época era difícil incluso en territorio amigo. Lo cierto es que un reducidísimo número de defensores era capaz de resistir a gran cantidad de asaltantes. Además, las labores defensivas no requerían de una tropa especializada: utilizar una ballesta es relativamente sencillo y arrojar piedras está al alcance de cualquiera. Y en un combate cuerpo a cuerpo se cuenta con todas las ventajas del mundo.
Esto es una norma universal, ataque quien ataque y defienda quien defienda, ya sea franco, castellano o musulmán.
Por otro, una caballería ligera armada con arcos fue la responsable de dos de las mayores derrotas militares sufridas por Roma y éste fue el ejército más organizado desde la Antigüedad hasta el siglo XVI. Además, ejércitos con nutridos contingentes de arqueros a caballo infringieron numerosísimas derrotas a la caballería pesada europea, tanto en la Península Ibérica como en Oriente Medio, durante las cruzadas. El binomio “arco compuesto a caballo” era extraordinariamente efectivo. El hecho de que las tácticas empleadas (tiro parto, flanqueos, guerrillas...) implicase evitar el choque frontal frente a una caballería pesada, no resta un ápice su efectividad. Lo cierto es que batallas como Hattin, Alarcos, Zalaca o Uclés lo demuestran.
Aprovechar una mayor movilidad y velocidad al mismo tiempo que se dispone de una superior capacidad de fuego permite alcanzar el ideal de toda táctica o estrategia: poder infligir daño al enemigo sin sufrir el más mínimo daño propio. Respecto a su utilidad frente a la infantería, tal y como dijo Carl von Clausewitz: “una infantería que no consigue forzar el cuerpo a cuerpo está a abocada a la derrota”.
Por otro lado, la caballería andalusí era similar a la de los reinos cristianos:
http://usuarios.lycos.es/historiador1969/1.htm
Y además muchas veces estaba reforzada con mercenarios cristianos:
http://usuarios.lycos.es/historiador1969/3.htm
En todo caso, afirmar que la caballería ligera armada con proyectiles es inefectiva frente a la pesada no se corresponde con la realidad. Y creo que los hechos lo demuestran.
Un saludo,