Como viene siendo habitual llego tarde y casi sin poder dedicarle tiempo a esta interesante tira, pero ya que no aclararé gran cosa por ya haberse resuelto la cuestión inicial, al menos permitidme que aporte un toque si no técnico, sí por lo menos algo filosófico (filosofía técnica del siglo XXI, tranquilos que me vais a entender, al menos me vais a entender lo mismo que siempre, que no tiene por qué ser demasiado).
Bazan escribió:Entonces, deduzco que en el medio tajo y medio revés no hace falta "volver" la mano (de uñas arriba a abajo o a la inversa respectivamente) para pasar del movimiento formativo al ejecutivo, como así sucede en los movimientos circulares (tajo y revés) . Yo creo que era lo que más me estaba liando.
Lo cierto es que es casi es más lioso aprenderlo que deducirlo: el mejor nemotécnico en general para todas las artes marciales es pensar en la aplicación y de ahí deducir el motivo por el cual se tiene que realizar de ésta y no de otra manera (o cuándo hay que hacerlo de una forma o cuándo de otra, puesto que como en todas las artes marciales y deportes de contacto nuestra acción viene supeditada a la acción o disposición previa del rival).
En este caso la deducción de esa formación es muy sencilla: basta con pensar de qué posición se parte y a cual queremos llegar. Si estamos agregados sujetando la hoja contraria con el filo principal partimos de uñas arriba o abajo según si estamos agregados por nuestro interior o nuestro exterior (tomando nuestra espada como referencia, que es como suele hacerse en la mayoría de tratados cuando hablan solo de la espada) y a partir de ahí para realizar una u otra acción tendremos que girar o no la mano para atacar un punto u otro con un medio círculo (medio tajo cuando sujetamos por nuestro interior -hacia nuestra izquierda si somos diestros- y medio revés cuando lo hacemos por el exterior de nuestra hoja -presionando la hoja rival hacia nuestra derecha-) o un círculo entero (tajo y revés, partiendo de las mismas posiciones de sujeción de la hoja rival antes descritas).
Y es que una de las grandes premisas de la Destreza es precisamente la agregación y el control de la hoja rival. Sin eso es muy difícil entender el verdadero significado de muchas de las acciones que aparecen en los tratados.
Pues sí, como toda ciencia, la esgrima desarrolló un lenguaje propio que es fundamental para asegurar su claridad, objetividad y precisión. Aunque hablar de claridad en los textos del Siglo de Oro ...
Más razón que un santo: la inmensa mayoría de tratados desaniman al más pintado. Sin embargo lo cierto es que, filosofías aparte, nuestros antepasados del XVI-XVII eran muy claritos. Meridianamente claros diría yo. La dificultad estriba en explicar las acciones "desde cero": mira la que llevamos liada en esta tira para explicar algo tan simple como estos ataques y lo difícil que resulta cuando uno se mete a explicar algo el poder estar seguro de que el otro ha entendido del todo lo que intentamos decir; hay que definir términos, acotarlos, contextualizarlos según la acción, reducir ésta a sus principios básicos y luego ser capaz de juntar todo eso para explicarlo de una forma reproducible por el receptor, y sobre todo pensando en el nivel de ese receptor: si estamos transmitiendo una receta de cocina o los pasos de un experimento científico a otro cocinero profesional o a un científico ya suponemos que tiene la base adecuada para entender lo secundario y nos centramos en lo importante. El problema viene cuando sin ser cocinero ni científico nos empeñamos en leer esos libros orientados a profesionales: que hay que ir poco a poco formándose en la materia para deducir aquéllo que no aparece en el texto y sin lo cual no se entienden las cosas, de ahí la principal dificultad de estos tratados, que los muy desconsiderados de los autores no pensaron en que algún día los estudiarían unos individuos que habalrían de ellos como "maestros de esgrima antigua".
Pero vamos, que seguro que si fuera tan fácil no sería ni la mitad de divertido.
Saludos.
PD: La terminología de la Destreza, sin restarle méritos a las grandes contribuciones de un sistema como ése, fue, desde mi muy modesta opinión, una de las mayores revoluciones del momento: poder transmitir con palabras todas las acciones intermedias de una treta sin tener que basarse en ilustraciones que, pese a toda la estética que nos brindan, al final muestran solo un momento muy concreto de una acción. En eso creo yo que la Destreza llevaba la de ganar y fue el motivo por el cual los autores más modernos de esta escuela no dejaban de hacer menciones a los métodos de los más antiguos: porque podían leer, entender y llevar a la práctica lo que decían sus predecesores.