Cotas de malla, armaduras rígidas y producción
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Cotas de malla, armaduras rígidas y producción
El otro día dándole vueltas a algunas cosillas se me plantearon algunas dudas al respecto de la transición del uso de cota de mallas hacia protecciones más rígidas. Dado que no soy un experto como los que aquí abundan expondré algunas de mis ideas (espero que no muy erróneas) y luego algunas preguntas, que espero alguien pueda responderme.
Históricamente estoy pensando en el período que va desde la alta edad media hasta el siglo XVII (pequeño período, ¿verdad?) y en tropas, principalmente de a pie.
Por lo que he leído, la transición hacia protecciones más rígidas se debe tanto a necesidades funcionales (mayor capacidad de impacto de la caballería, entre otras) como, supongo, avances en la metalurgia. Entiendo que estos principios se mantienen en los siglos XVI y XVII, donde los coseletes todavía mantienen una funcionalidad en las tropas de vanguardia, y en coraceros a caballo (si el término es correcto) que pueden soportar disparos lejanos de arcabuces y mosquetes, y la cota de malla queda relegada a protecciones en articulaciones (sí, sé que en los países del este tuvo más predicamento y perduró su uso, pero me centro en la historia occidental).
Sentando estos principios, muy generales y espero que no demasiado alejados de la realidad, mis preguntas son la siguientes, y versan sobre los métodos de producción.
¿Es posible que los cambios no sólo se produjeran por cuestiones funcionales sino también por cuestiones de coste?
Es decir, probablemente, la tecnología necesaria para realizar una cota de mallas sea inferior a la necesaria para realizar una coraza, y también, quizás se necesiten materiales menos “nobles”, ¿metal de peor calidad?, pero me da la impresión que la cantidad de horas para engarzar los anillos sea, con mucho, superior a la necesaria para forjar una coraza (y estoy pensando en armaduras relativamente sencillas, no en arneses completos), y aunque, tal vez, se pudiera utilizar mano de obra no especializada, las posibilidades de una producción en masa sean menores en una cota de mallas que en armaduras rígidas. He leído sobre armaduras de munición pero no de cotas de malla de munición.
En definitiva, ¿hasta qué punto creéis que los costes y la posibilidad de “estandarizar” la producción influyó en esto, si influyeron, claro?.
Por otro lado, sé que durante la república romana, hasta la llegada de la lorica segmentata, fue la cota de mallas (aunque me parece que la tecnología producción era distinta de la cota de mallas medieval) la armadura estándar y supongo que se produciría en cantidades ingentes, obligando a algún tipo de organización del trabajo y procesos semi-fabriles. El paso a la lorica segmentata, ¿pudo tener también relación con las dudas que me asaltan?
Sí, sé que quizás es una interpretación un poco marxista del asunto, pero me gustaría saber vuestra opinión, o si sólo son idas de olla de un economista esgrimista aficionado a la historia.
Muchas gracias
Históricamente estoy pensando en el período que va desde la alta edad media hasta el siglo XVII (pequeño período, ¿verdad?) y en tropas, principalmente de a pie.
Por lo que he leído, la transición hacia protecciones más rígidas se debe tanto a necesidades funcionales (mayor capacidad de impacto de la caballería, entre otras) como, supongo, avances en la metalurgia. Entiendo que estos principios se mantienen en los siglos XVI y XVII, donde los coseletes todavía mantienen una funcionalidad en las tropas de vanguardia, y en coraceros a caballo (si el término es correcto) que pueden soportar disparos lejanos de arcabuces y mosquetes, y la cota de malla queda relegada a protecciones en articulaciones (sí, sé que en los países del este tuvo más predicamento y perduró su uso, pero me centro en la historia occidental).
Sentando estos principios, muy generales y espero que no demasiado alejados de la realidad, mis preguntas son la siguientes, y versan sobre los métodos de producción.
¿Es posible que los cambios no sólo se produjeran por cuestiones funcionales sino también por cuestiones de coste?
Es decir, probablemente, la tecnología necesaria para realizar una cota de mallas sea inferior a la necesaria para realizar una coraza, y también, quizás se necesiten materiales menos “nobles”, ¿metal de peor calidad?, pero me da la impresión que la cantidad de horas para engarzar los anillos sea, con mucho, superior a la necesaria para forjar una coraza (y estoy pensando en armaduras relativamente sencillas, no en arneses completos), y aunque, tal vez, se pudiera utilizar mano de obra no especializada, las posibilidades de una producción en masa sean menores en una cota de mallas que en armaduras rígidas. He leído sobre armaduras de munición pero no de cotas de malla de munición.
En definitiva, ¿hasta qué punto creéis que los costes y la posibilidad de “estandarizar” la producción influyó en esto, si influyeron, claro?.
Por otro lado, sé que durante la república romana, hasta la llegada de la lorica segmentata, fue la cota de mallas (aunque me parece que la tecnología producción era distinta de la cota de mallas medieval) la armadura estándar y supongo que se produciría en cantidades ingentes, obligando a algún tipo de organización del trabajo y procesos semi-fabriles. El paso a la lorica segmentata, ¿pudo tener también relación con las dudas que me asaltan?
Sí, sé que quizás es una interpretación un poco marxista del asunto, pero me gustaría saber vuestra opinión, o si sólo son idas de olla de un economista esgrimista aficionado a la historia.
Muchas gracias
A ver, el desarrollo de las armaduras de placas se produce a partir del siglo XIV y alcanza su apogeo en el XV. Para la década de 1560, esta clase de armaduras entran en crisis, sin duda debido a la difusión de las armas de fuego, pero no dejan de emplearse del todo hasta el XVII. Los coseletes, es decir, los piqueros acorazados, son cada vez menos numerosos hasta finalmente desaparecer.
Efectivamente, esta “revolución” del XIV con el llamado arnés blanco se debe a una serie de avances tecnológicos en la producción metalúrgica. Lo cierto es que en el norte de Italia y sur de Alemania las armaduras se producen de forma casi industrial, tanto en la extracción del mineral como en la metalúrgica de transformación del hierro, con un alto grado de mecanización mediante molinos de agua en el batido del metal. La existencia de gremios y grandes fabricantes en una sociedad cada vez más urbana facilita todo este desarrollo. Lo cierto es que, para el XV, las cifras de producción de piezas de arnés son espectaculares… pero la producción de cota de mallas permaneció y también existen gremios de malleros. Personalmente creo que las protecciones de placas eran más efectivas, antes que la malla fuera más lenta de fabricar. Tienes que tener en cuenta que darle forma a una plancha de metal mediante batido, y más tarde pulirla, es algo extremadamente laborioso.
Respecto al mundo romano, la lorica segmentata se difunde a lo largo del siglo I d.C., para desaparecer, de forma igualmente progresiva, a lo largo del III. Pero durante este período de tiempo la lorica hamata –cota de mallas- no desaparece, ni tampoco la scamata. Es más, si te fijas en las numerosas representaciones artísticas de las tumbas militares, los centuriones invariablemente emplean una de estas dos últimas protecciones y nunca segmentatas. Y esta gente siempre iba equipada con lo que era un equipo de mayor calidad que los milites. Más tarde, tras desaparecer la segmentata, se imponen de nuevo las cotas de mallas, esta vez de manga larga.
Creo recordar que Peter Connolly considera que la segmentata fue de hecho una armadura desarrollada ante la necesidad de fabricar protecciones de forma más rápida tras el desastre de Teutoburgo. Yo no lo tengo tan claro. Hay que tener en cuenta que la mayor concentración de tropas de toda la época romana se dio en el siglo I a.C., considerándose un número de entre 65 y 80 legiones para finales de las Guerras del Triunvirato, mientras que Augusto licencia a una cantidad brutal de tropas tras su ascenso al poder absoluto, dejándolas en 28 (y poco después pierde tres), de forma que durante el Alto Imperio el número de legiones variará entre 26 y 32. No tiene sentido, por tanto, si la cota de mallas fuera de más costosa fabricación, que durante el período en el que más rápidamente hubo que armar tropas se emplease. Mi opinión es otra distinta.
Parece ser que durante la República era habitual que el equipo militar fuera suministrado por multitud de pequeños proveedores, situados en la ciudad. Después de todo, cada ciudadano libre debía adquirir sus propias armas y el reclutamiento era obligatorio durante un período de tiempo. Tras la llamada Reforma de Cayo Mario, que supuso la profesionalización del ejército, al nuevo recluta le era entregado un equipo, cuyo coste se le descontaba de la paga. Esto hizo que existiera una estandarización en las armas, pero no en su morfología exacta. Es decir, que todo legionario llevaba casco, gladius, pilum, scutum, lorica, etc. pero en un mismo ejército podía haber distintas tipologías de cada tipo de arma. Pero la profesionalización no supuso un gran cambio a esto y esta situación se mantuvo hasta principios del Imperio, comprando el ejército las armas a los proveedores de las distintas ciudades próximas. Aunque en los campamentos existían los armamentaria, los talleres de armas, parece ser que éstos estaban más bien destinados a la reparación y mantenimiento de los equipos.
Sin embargo, esta situación cambió cuando se estableció el eje fronterizo Rhin-Danuvio, creándose campamentos estables en territorios poco urbanizados y en los que los artesanos de las aldeas próximas no podían abastecer a tanta demanda. Por lo que finalmente parece ser que cada armamentarium se convirtió en centro de producción autosuficiente, favorecido por el hecho de que estos campamentos o castra stavia se fueron convirtiendo poco a poco en ciudades. De ahí se pasó a las fabrica, o centros de producción a cargo de artesanos militares, que son listados en la tardía Notitia Dignitatum. Esta autosuficiencia es algo que el tratadista militar Vegecio da importancia, cuando escribe su obra en el siglo IV d.C. Las fuentes epigráficas y otros textos subliterarios conservados, como en las tablillas del campamento de Vindolanda, demuestran que existía un alto grado de especialización y que estos trabajadores eran muy valorados y escogidos.
En definitiva, en mi opinión el desarrollo de la segmentata, que coincidió con el acuartelamiento de las legiones en un territorio rural y atrasado aprincipios del siglo I d.C., obedece precisamente a este cambio en el sistema de producción del equipo militar.
Efectivamente, esta “revolución” del XIV con el llamado arnés blanco se debe a una serie de avances tecnológicos en la producción metalúrgica. Lo cierto es que en el norte de Italia y sur de Alemania las armaduras se producen de forma casi industrial, tanto en la extracción del mineral como en la metalúrgica de transformación del hierro, con un alto grado de mecanización mediante molinos de agua en el batido del metal. La existencia de gremios y grandes fabricantes en una sociedad cada vez más urbana facilita todo este desarrollo. Lo cierto es que, para el XV, las cifras de producción de piezas de arnés son espectaculares… pero la producción de cota de mallas permaneció y también existen gremios de malleros. Personalmente creo que las protecciones de placas eran más efectivas, antes que la malla fuera más lenta de fabricar. Tienes que tener en cuenta que darle forma a una plancha de metal mediante batido, y más tarde pulirla, es algo extremadamente laborioso.
Respecto al mundo romano, la lorica segmentata se difunde a lo largo del siglo I d.C., para desaparecer, de forma igualmente progresiva, a lo largo del III. Pero durante este período de tiempo la lorica hamata –cota de mallas- no desaparece, ni tampoco la scamata. Es más, si te fijas en las numerosas representaciones artísticas de las tumbas militares, los centuriones invariablemente emplean una de estas dos últimas protecciones y nunca segmentatas. Y esta gente siempre iba equipada con lo que era un equipo de mayor calidad que los milites. Más tarde, tras desaparecer la segmentata, se imponen de nuevo las cotas de mallas, esta vez de manga larga.
Creo recordar que Peter Connolly considera que la segmentata fue de hecho una armadura desarrollada ante la necesidad de fabricar protecciones de forma más rápida tras el desastre de Teutoburgo. Yo no lo tengo tan claro. Hay que tener en cuenta que la mayor concentración de tropas de toda la época romana se dio en el siglo I a.C., considerándose un número de entre 65 y 80 legiones para finales de las Guerras del Triunvirato, mientras que Augusto licencia a una cantidad brutal de tropas tras su ascenso al poder absoluto, dejándolas en 28 (y poco después pierde tres), de forma que durante el Alto Imperio el número de legiones variará entre 26 y 32. No tiene sentido, por tanto, si la cota de mallas fuera de más costosa fabricación, que durante el período en el que más rápidamente hubo que armar tropas se emplease. Mi opinión es otra distinta.
Parece ser que durante la República era habitual que el equipo militar fuera suministrado por multitud de pequeños proveedores, situados en la ciudad. Después de todo, cada ciudadano libre debía adquirir sus propias armas y el reclutamiento era obligatorio durante un período de tiempo. Tras la llamada Reforma de Cayo Mario, que supuso la profesionalización del ejército, al nuevo recluta le era entregado un equipo, cuyo coste se le descontaba de la paga. Esto hizo que existiera una estandarización en las armas, pero no en su morfología exacta. Es decir, que todo legionario llevaba casco, gladius, pilum, scutum, lorica, etc. pero en un mismo ejército podía haber distintas tipologías de cada tipo de arma. Pero la profesionalización no supuso un gran cambio a esto y esta situación se mantuvo hasta principios del Imperio, comprando el ejército las armas a los proveedores de las distintas ciudades próximas. Aunque en los campamentos existían los armamentaria, los talleres de armas, parece ser que éstos estaban más bien destinados a la reparación y mantenimiento de los equipos.
Sin embargo, esta situación cambió cuando se estableció el eje fronterizo Rhin-Danuvio, creándose campamentos estables en territorios poco urbanizados y en los que los artesanos de las aldeas próximas no podían abastecer a tanta demanda. Por lo que finalmente parece ser que cada armamentarium se convirtió en centro de producción autosuficiente, favorecido por el hecho de que estos campamentos o castra stavia se fueron convirtiendo poco a poco en ciudades. De ahí se pasó a las fabrica, o centros de producción a cargo de artesanos militares, que son listados en la tardía Notitia Dignitatum. Esta autosuficiencia es algo que el tratadista militar Vegecio da importancia, cuando escribe su obra en el siglo IV d.C. Las fuentes epigráficas y otros textos subliterarios conservados, como en las tablillas del campamento de Vindolanda, demuestran que existía un alto grado de especialización y que estos trabajadores eran muy valorados y escogidos.
En definitiva, en mi opinión el desarrollo de la segmentata, que coincidió con el acuartelamiento de las legiones en un territorio rural y atrasado aprincipios del siglo I d.C., obedece precisamente a este cambio en el sistema de producción del equipo militar.
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Gracias, Yeyo, por los comentarios. Si te he seguido bien, en la época romana parece que el "predominio" de la segmentata pudo ser porque era más fácil integrar la cadena de valor, por decirlo de alguna manera, y en la frontera los centros autosuficientes producían mejor la segmentata que la hamata, ¿no?. Como sostienes los oficiales superiores todavía llevaban malla cuando se generalizaban las protecciones rígidas por lo que parece que las propiedades (combinación protección, peso y movilidad) no era muy superiores a las rígidas.
En cambio otra cosa es en la época moderna, donde la revolución tecnológica y las mejoras en las propiedades defensivas de las armaduras rígidas, antes que los costes de fabricación, fueron más determinantes que los factores económicos.
En cambio otra cosa es en la época moderna, donde la revolución tecnológica y las mejoras en las propiedades defensivas de las armaduras rígidas, antes que los costes de fabricación, fueron más determinantes que los factores económicos.
Bueno, eso es una opinión personal que a grandes rasgos coincide con la de algunos especialistas. Connolly relaciona la difusión de la segmentata a la necesidad de armas a nuevos legionarios rápidamente. Parece claro en definitiva que la segmentata era más fácil de fabricar y a mí me parece significativo que aparece en el limes Rhin-Danuvio de forma paralela a la creación de grandes acuartelamientos estables en zonas rurales. Sin embargo, en Oriente, donde las guarniciones se encontraban acantonadas o próximas a grandes ciudades, como Alejandría o Antioquia, el suministro de armamento siguió dependiendo de talleres urbanos y en esta zona parece ser que las segmentatas no tuvieron tanta difusión.
También hay que tener en cuenta, para complicar las cosas, que sabemos que los auxiliares también usaban cotas de mallas durante los siglos I-III d.C., por lo que la cosa se complica. De todas formas, hay mallas y mallas, es decir, de mejor y peor calidad de hierro, más o menos densas, remachadas o no, etc. Posiblemente, las tropas auxiliares contarían con las peores… creo.
También hay que tener en cuenta, para complicar las cosas, que sabemos que los auxiliares también usaban cotas de mallas durante los siglos I-III d.C., por lo que la cosa se complica. De todas formas, hay mallas y mallas, es decir, de mejor y peor calidad de hierro, más o menos densas, remachadas o no, etc. Posiblemente, las tropas auxiliares contarían con las peores… creo.
Las protecciones rígidas de placas, que duda cabe, nacen por la necesidad de dotar de mayor protección al combatiente, alcanzando el cenit de su perfección en el denominado arnés blanco. Sin embargo, yo creo que la necesidad de esa protección cada vez mayor no venía tanto por las armas de mano que se usaban, que, aunque con variaciones, en algunos casos importantes, y también con mejoras en la metalurgia, seguían siendo básicamente las mismas en sus formas y principios de uso, que las usadas desde hacía siglos. Yo creo (y no es algo que yo me saque de la manga) que fueron la respuesta a la mejora de las armas a distancia, cuyo uso cada vez era más extendido en los campos de batalla, así como su potencia e incluso también la mejora táctica en su utilización. Me refiero al arco largo y a la ballesta.
No obstante, es cierto que a pesar de todo la cota de malla siguió conviviendo con la armadura de placas y ello se debía a que seguía siendo una protección bastante adecuada en el campo de batalla, a lo que habría que añadir un menor coste económico en su fabricación, ya que para fabricar una cota no hacía falta ser un herrero especialmente habilidoso. Es más, cualquiera de nosotros puede hacer una con un poco de paciencia y algo de maña, lo que nos lleva también a otra de las razones de su permanencia en activo: facilidad de mantemiento. Nada más sencillo que reparar una cota de malla; puesto que no hacen falta más que 2 o 3 herramientas básicas y llevar unos anillos de repuesto para sustituir a los dañados.
Por otro lado, aunque la cota es una protección bastante pesada, y en algunos casos realmente pesada (dependiendo del grosor de alambre, del diámetro de los anillos y del tipo de ensamble 4 en 1, 6 en 1, etc), no dificultaba en absoluto los movimientos. Pero bueno, no todo eran ventajas, puesto que, aunque ofrecía una buena protección contra golpes cortantes, e incluso perforantes, al no ser rígida transmitía gran parte de la fuerza del golpe a su portador, quien aunque no fuera herido de forma incisa o cortante, sí podía sufrir graves heridas contundentes a causa del impacto.
En cualquier caso, no había cota de malla que pudiera detener el dardo de una ballesta pesada o una flecha con punta bodkin (algunas de ellas con forma de huso y hasta 15 centímetros de longitud especialmente diseñadas para reventar los anillos de las cotas de malla) disparada por un arco largo.
No obstante, es cierto que a pesar de todo la cota de malla siguió conviviendo con la armadura de placas y ello se debía a que seguía siendo una protección bastante adecuada en el campo de batalla, a lo que habría que añadir un menor coste económico en su fabricación, ya que para fabricar una cota no hacía falta ser un herrero especialmente habilidoso. Es más, cualquiera de nosotros puede hacer una con un poco de paciencia y algo de maña, lo que nos lleva también a otra de las razones de su permanencia en activo: facilidad de mantemiento. Nada más sencillo que reparar una cota de malla; puesto que no hacen falta más que 2 o 3 herramientas básicas y llevar unos anillos de repuesto para sustituir a los dañados.
Por otro lado, aunque la cota es una protección bastante pesada, y en algunos casos realmente pesada (dependiendo del grosor de alambre, del diámetro de los anillos y del tipo de ensamble 4 en 1, 6 en 1, etc), no dificultaba en absoluto los movimientos. Pero bueno, no todo eran ventajas, puesto que, aunque ofrecía una buena protección contra golpes cortantes, e incluso perforantes, al no ser rígida transmitía gran parte de la fuerza del golpe a su portador, quien aunque no fuera herido de forma incisa o cortante, sí podía sufrir graves heridas contundentes a causa del impacto.
En cualquier caso, no había cota de malla que pudiera detener el dardo de una ballesta pesada o una flecha con punta bodkin (algunas de ellas con forma de huso y hasta 15 centímetros de longitud especialmente diseñadas para reventar los anillos de las cotas de malla) disparada por un arco largo.
No, no es algo que te hayas inventado tú, sino que es lo que dice la historiografía militar clásica anglosajona: que fueron sus temibles arcos largos los que hicieron que las armaduras europeas cambiaran, especialmente después de la batalla de Agincourt y tal.Signifer escribió:Yo creo (y no es algo que yo me saque de la manga) que fueron la respuesta a la mejora de las armas a distancia, cuyo uso cada vez era más extendido en los campos de batalla, así como su potencia e incluso también la mejora táctica en su utilización. Me refiero al arco largo y a la ballesta.
Sin embargo, esta idea lleva mucho tiempo desacreditada por especialistas modernos, como el propio J. Bradbury en su libro “The Medieval Arquer” y por la propia arqueología experimental (de ese tema ya se ha tratado en este foro). Aquí hay un ejemplo, a cargo de Julio del Junco:
http://www.cotasdemalla.com/test1.htm
Además, el arco largo no se desarrolló de forma paralela a las armaduras de placas. Arcos largos de tejo son, por ejemplo, los de Nydam (Dinamarca) ya del siglo VII, de entre 1,65 y 1,90 m de alto y entre 50 y 70 libras de potencia.
http://www.nydam.nu/eng/weaponry.html
En definitiva, que ni los ingleses inventaron el arco largo, ni éste se desarrolló en torno al siglo XIII-XIV y tampoco era un arma tan destructiva como se quiere hacer creer. Las causas para la victoria inglesa de Angincourt fueron otras. Además, el arco largo es bastante inferior en prestaciones al de tipo compuesto de origen asiático, con la inconveniencia además de su propia longitud, que, entre otras cosas, imposibilita su uso a caballo.
De hecho, las armaduras transicionales surgen como una evolución de la loriga de malla a la que se van añadiendo progresivamente protecciones metálicas, pero no en los lugares más expuestos ante los proyectiles (el tronco), sino en general en las articulaciones (rodillas y codos), manos y cuello, lugares que todo practicante de esgrima medieval en general es lo primero que procura protegerse, junto con la cabeza.
Tampoco es cierto que las armas “de mano” de los siglos XIV-XV eran esencialmente iguales en efectividad que las de siglos anteriores. Las primeras espadas de mano y media surgen a finales del XIII y, en general, a éstas se le añaden otras más contundentes tales como alabardas, martillos de guerra, etc. que cuentan con mucha más potencia, no sólo por emplearse a dos manos, sino por el mismo juego de palancas que permite esta sujeción. Anteriormente, sólo las hachas danesas de la Alta EM y las falxs y romphairas que proliferaron en los Balcanes y sus inmediaciones durante la Antigüedad se utilizaban a dos manos.
Tampoco hay que olvidar diversos factores, como la imposición de la lanza bajo la axila o sobre el ristre que comienza a popularizarse en el siglo XI-XII, la cada vez mayor robustez de estas armas de asta o la progresiva corpulencia y alzada en los caballos de guerra, lo que hizo que, cada vez más, los jinetes se convirtieran en fuerzas de choque frontal que necesitaban de más protecciones.
En realidad, en toda época o sociedad en la que se ha dado un claro predominio militar de los proyectiles sobre el combate cuerpo a cuerpo, generalmente siempre la tendencia ha sido el aligerar el peso de las armaduras y prestar más atención a la movilidad táctica.
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