Compartiendo el punto de vista de
Luis Miguel (y reconociendo que yo estaba a punto de apuntar exactamente lo mismo que él: las dos posibles vertientes de una "esgrima de palo": la simuladora de otra arma o sistema de combate, que precisa de unas reglas para mantener la simulación del arma que se entrena, y la del palo como arma con entidad propia, sin simular nada y donde las concesiones no son de tipo "biomecánico" del arma, sino simplemente de seguridad durante el entreno), me gustaría afinar aún más lo que ya ha expuesto magistralmente
makilari.
La eskrima filipina como ya ha dicho él incorpora un buena repertorio de armas, simuladores y combinación de ambas cosas: hay esgrima de bolo o machete, de cuchillo y de palo y además hay palos que se emplean para simular el uso de cuchillos o bolos. Todos ellos tienen una biomecánica distinta. En los palos "ligeros" lo que prima es la velocidad, aunque, viniendo de una tradición de armas relativamente cortas, se busca mucho la distancia corta, el desarme o la obstaculización del movimiento del brazo y del arma contrarias.
En la vertiente deportiva actual esta situación se lleva al extremo, tal y como he descubierto yo muy recientemente: la sensación en uno de estos combates (o al menos la que tengo yo en estos momentos) es que se está haciendo algo a medio camino entre "nuestra" esgrima y el combate a manos libres: no hay un golpe resolutivo sino una sucesión de impactos donde se busca acumular daño en el contrario, lo cual puede perfectamente cuadrar con el uso real de un arma relativamente ligera como es el bastón de eskrima, de una madera relativamente flexible a la par que muy ligera.
En las tradiciones de palos más pesados, como son prácticamente todas las tradiciones europeas que yo conozco (con la posible excepción de alguna de las variedades del actual palo canario y de algunas escuelas de la canne francesa de bastón flexible y ligero), la esgrima nunca puede ser algo parecido a esto que acabo de contar.
Con las descripciones que ha dejado hoy
Makilari acerca de las armas del Jogo do Pau o como ha hecho en el pasado acerca de los bastones de Makila vasca creo que ya tenemos todos suficientes conocimientos de biomecánica práctica como para saber que no tiene cabida en su esgrima buscar un uso de velocidad en sacrificio de la contundencia. Un mandoble no es un espadín y un machete no es una espada medieval de una mano ni tampoco un sable o una daga de rodela.
Cada arma requiere de una esgrima concreta adecuada a las características del arma. Y no estoy solamente hablando de la técnica específica de manejo, ni tan siquiera de la táctica del combate en la que influirán tanto esos detalles como la distancia o la velocidad, sino ya al mismo concepto cuasifilosófico que regirá nuestra estrategia: con el ejemplo de la eskrima se te hace muy duro saber que el rival no va a frenarse ante tu contacto pleno, sino que va a seguir atacando depués de nuestro golpe y que tampoco podemos retroceder amparándonos en nuestra arma y en la distancia para mantenernos a salvo, pues no es ésta lo suficientemente larga ni contundente para pararle del todo.
No sé, tal vez sea mi mentalidad de esgrimista antiguo que me lleva a meterme en estas consideraciones psicológicas, pero yo no puedo evitar pensar en estos detalles en un combate con estas armas (aunque sea simulado, pues las protecciones están ahí para transformar la situación en algo "simulado" aunque el arma -el bastón- sea la real). Cuando estoy delante de mi "enemigo" tengo que causarle el mayor daño posible evitando que él me lo cause a mí, pero de todas todas, ambos vamos a salir como mínimo con un cierto grado de daño (y esto también lo "simula" este combate "deportivo": aún con protecciones, un buen palazo en las manos o antebrazos pica lo suyo).
Evidentemente, con un arma capaz de detener el ataque rival o de resolver la situación en un solo movimiento, la esgrima es muy diferente y, obviando las peculiaridades técnicas del arma o la táctica del combate, esa consideración estratégica de la que hablaba puede ser nuevamente muy próxima a la de la esgrima de arma blanca larga que ya conocemos: búsqueda de la distancia y de la oportunidad; herir sin resultar expuesto a la herida.
Es normal que alguien con el bagaje marcial de
makilari vea como un huevo y una castaña la esgrima de sinawali y de pau portugués. No es ya solo el arma, sino el planteamiento táctico y el estratégico: todas estas consideraciones hacen de estas dos esgrimas solamente parecidas en el material del arma que se emplea... y aún así sabiendo las características de las maderas empleadas ni tan siquiera en eso.
Por otra parte comparto lo que comenta
makilari acerca de las influencias de las particularidades del entorno cultural en el desarroillo de las armas y de la esgrima. Cierto es que la biomecánica humana es la misma (con matices genéticos y fenotípicos que tampoco hay que olvidar cuando se hila fino) en diferentes tiempos y culturas, pero lo cierto es que el desarrollo de un arma y de su esgrima no se rige solo por esos factores: las técnicas básicas entre las que elegir serán todas muy similares, pero la elección de una u otra o la predilección de ciertas técnicas y el desarrollo de éstas frente a otras no siempre puede justificarse por una cuestión puramente biomecánica. Si esto fuera así todas las culturas habríamos llegado a conclusiones mucho más similares en vez de haber mantenido evoluciones paralelas más o menos similares por cuestiones físicas de nuestras armas y biomecánicas de nuestros cuerpos. Y también si esto fuera así, la labor del reconstructor de las esgrimas históricas podría ser mucho más sencilla: no necesitaríamos "zambullirnos" en la mentalidad de la gente de la época a base de bucear en las fuentes directas de temas tan dispares como religión, economía o gustos gastronómicos. Bastaría con tirar de la arqueología para buscar las armas y las protecciones apropiadas y de la biomecánica para interpretar los tratados, y con esas dos cosas ya podríamos llegar a donde fuera necesario pues la ciencia y la lógica nos llevarían a recorrer por la fuerza el mismo camino de nuestros antepasados sin posibilidad de desviarnos de ellos... afortunadamente la cosa no es tan fácil y sí mucho más divertida (ardua de narices, pero divertida a más no poder, sino de qué íbamos a estar todos dejándonos horas y más horas para entender nuestro legado marcial como hacemos todos los dias).
En fin, perdón por la chapa y gracias a todos por vuestros posts. De los temas aparentemente más triviales a veces afloran las mejores enseñanzas.
Saludos.
