CoW escribió:Debían de suponer una gran ventaja en caso de duelo disputado o incluso para finiquitarlo antes siquiera de empezar (tipo Indiana Jones).
Bueno, no tanto, yo diría. Las piezas que he visto transpiran más bien un espíritu de "pieza de escaparate", en el sentido de que, al menos en lo que a las espadas respecta, dan la impresión de que se hacían más para demostrar el curro que podía hacer un espadero (y la pasta que podía gastarse su dueño) que porque fueran armas especialmente eficientes.
En cuanto a su eficacia práctica, podría estar condicionada por las siguientes circunstancias:
-Como todas las armas de fuego de la época, su fiabilidad era relativa: la humedad las inutilizaba, debían de estar correctamente cebadas y eran lentas de recargar. Olvídate de cargarlas el lunes y esperar que dispararan el miércoles.
-Éstas, además, eran obviamente de calibre muy reducido; con la baja velocidad de salida que los proyectiles tienen en dichos sistemas (llaves de rueda y de pedernal) se tendía a calibres grandes para que el lento proyectil adquiriese y mantuviese el máximo de energía cinética dadas las circunstancias. Además, en el caso específico de estas combinaciones, el cañón necesariamente corto reducía aún más la velocidad del proyectil; por todo ello que es posible que el alcance efectivo de estos pistoletes "adosados" no pasase de escasos metros (Y en algún caso concreto no me extrañaría que el pistolete en cuestión resultase ser balísticamente inútil).
-Añaden una cantidad de masa no despreciable a algo tan crítico en cuanto a pesos y equilibrios como es una espada: tirando por lo bajo, 200gr de más en una espada que podría pesar en torno a 1 kg sin el pistolete es un incremento considerable, y afectará al manejo de la misma en lo que seguramente sería su uso principal, que es esgrimirla.
-Además, en las Españas estaba prohibidísimo llevar en público armas de fuego, así que no creo que los alguaciles de corte le riesen la gracia a quién tuviera la ocurrencia de pasear con uno de estos carrachos.
Por otro lado, también es cierto que la eficiencia no es siempre el factor principal a la hora de decantarnos por este tipo de cosas: actualmente, instalamos en nuestros coches espoilers, alerones o llantas de aleación ligera cuando, por el tipo de uso que en general se hace de ellos, dificilmente se pueden considerar dichos complementos como eficades; eso sí, molan un puñao. No sería descabellado pensar, a la vista de la relativa abundancia de piezas de este tipo, que los pistoletes en las espadas fueran las llantas de aleación del siglo XVII (*).
(*)Por otro lado, no hay que olvidar que los criterios que se han usado para preservar estas piezas añaden un sesgo a su importancia relativa en las colecciones actuales: como armas curiosas y, con frecuencia, de una calidad estética destacable, seguramente serían seleccionadas para ser conservadas con más frecuencia que espadas más normales: del hecho de que, en una colección de un museo, no haya espadas de munición ni de calidad baja, haya un par de espadas de calidad media, cinco profusamente decoradas y tres espadas con pistolete (por decir algo) no se puede deducir que en la época en cuestión las espadas de calidad fuesen más populares que las más baratas, ni que la combinación espada-pistolete estuviese, necesariamente, muy extendida.