Makilkari-berria escribió:La escuela de los sicilianos, admitiendo su conexión con los sistemas españoles, es tan estructurada y con un análisis teórico-práctico tan profundo como lo pueda ser el de cualquier escuela de esgrima de arma larga que citáis en vuestras exposiciones.
Bueno, siento discrepar tan radicalmente, pero me temo que mientras los sicilianos no tengan un Pacheco, un Ethenhard, un Rada y un Brea, su análisis teórico-práctico tendrá bastante que envidiar al de al menos una escuela de arma larga.
Siento el exabrupto haliográfico-destrezoide, pero es que me lo has dejao tan a güevo, que si no lo suelto, reviento
Makilkari-berria escribió:Guardias, paradas, quites, combinaciones, como abordar situaciones desfavorables, estrategias para atacar posiciones fuertes del adversario y maneras de abordar a su vez las contrarreplicas esperables, engaños fintas, movimientos fuera de distancia para que parezcan en distancia, estudio anatómico, uso del resto del cuerpo en los ataques, maniobras de distracción, enfrentamiento con otras armas........podría seguir un rato.
Todo lo que has enumerado es un conjunto de técnicas, cuando la clave para poder decir con seguridad que éstas componen un sistema coherente es que existan (o más bien se hayan identificado) una serie de principios básicos que afecten a la globalidad de las técnicas y "recetas" tácticas y estratégicas, y éstas se configuren de acuerdo a tales principios. En la escuela italiana de ropera, por ejemplo, uno de esos principios rectores es la elección del tiempo correcto, y dicho principio configura, por ejemplo, la ejecución de la herida de estocada (larga, desde una distancia algo alejada, lineal)
Con esto no quiero insinuar que el sistema siciliano de combate con cuchillo carezca de esos principios. Lo que quiero decir es que todo sistema de combate razonablemente coherente tendrá unos principios básicos, y si se ha hecho un análisis teorico-práctico del mismo, dichos principios estarán claramente identificados, e incluso el corpus de conocimiento del sistema se extructurará alrededor de ellos.
Y si, como apunta todo lo que comentas, el sistema de combate de cuchillo siciliano es suficientemente homogeneo y estructurado para poder escribir un tratado teórico sobre sus principios y sus técnicas (que, al fin y al cabo, es el paralelismo "inverso" que buscamos con la situación del "Manual del baratero"), eso no implica necesariamente que la situación fuera la misma que la de la navaja española hace 150 años, por varias razones:
-geográfico-culturales: España tiene 20 veces la extensión de Sicilia, lo cual a su vez redunda en mayor diversidad cultural; sin tener mucha idea, me dá la impresión de que las diferencias entre un palermitano y un mesinés son menos acusadas que entre un maño y un onubense.
-El sistema siciliano es más una tradición viva que una práctica contemporanea, en el sentido de que su estudio y práctica ya no está orientado principalmente a ser capaz de sacarle las asaduras al simpático de turno (aunque pa mi, y encima estando en Sicilia, que algo de eso queda), sino a mantener y recrear dicha tradición. Es decir, que uno no aprende cuchillo siciliano para ser el mayor joputa al oeste del rio Salso, sino para practicar un arte marcial.
-Al hilo de lo anterior, el hecho de que sea una tradición viva en lugar de una práctica contemporanea útil por sí misma hace que el número de practicantes con experiencia práctica directa que puedan hacer aportaciones valiosas al corpus de conocimiento del sistema e incorporar variaciones, nuevas visiones, revisiones de los planteamientos, etc. se reduce o desaparece, por lo que dicho corpus deja de sufrir variaciones, quedandose fijado, idealmente, en el último estado que alcanzó cuando su práctica era un elemento útil para la vida cotidiana.
En definitiva, creo que por lo ya dicho por todos, estamos de acuerdo en que el "Manual del baratero" no constituye una descripción teórica de un sistema de combate lo suficientemente completa y correcta para poder reconstruir un sistema de combate de navaja remotamente parecido al que se empleaba en la España del siglo XIX. Adicionalmente, yo considero pausible (pausible, no probado) que ni siquiera existiera un sistema de combate lo suficiente homogeneo y "sistematizado", no ya en España en su conjunto, sino en alguna zona de España, susceptible de ser descrito teóricamente de tal manera que dicha descripción fuera valiosa desde el punto de vista de las artes marciales.