Sinuhe escribió:La película estaba ambientada en el siglo de Oro y en ella Sandro interpretaba al lider de una comunidad de gitanos, en una escena desafia al malo de la historia, un conde arrogante, y este pone como excusa que el duelo no era posible porque no eran iguales, a lo que Sandro responde "¿Cómo qo somos iguales, acaso el señor conde no es hombre?"
Ojo, que una cosa es la palestra pública y otra el duelo: en el segundo caso la calidad (por usar el término empleado por el autor del manuscrito) sí es un factor determinante, pues se trata de honor; en el ejemplo de la película, con lo de no ser iguales se está indicando que el patriarca gitano no tienen honor y, por tanto, no es susceptible de que sea menoscabado ni, por tanto, de tener el derecho a repararlo mediante el enfrentamiento armado.
Por el contrario, en la palestra pública no hay cuestiones de honor involucradas (no, al menos, a priori), por lo que se puede atender a consideraciones estrictamente técnicas y, por ello, se puede permitir el concurso de cualquiera que quiera ejercitarse sin atender a convenciones sociales.
Con respecto a lo de la prohibición de la carta de examen de no enseñar a determinados colectivos, la referencia al maestro mulato del "Buscón" y la referencia a esgrimir en la plaza pública con negros y esclavos, hay que tener en cuenta que hay una distancia temporal considerable entre el primero y los segundos, con lo cual podemos estar hablando de marcos sociales sustancialmente distintos: alguna de las prohibiciones del primer caso no serían tan imperiosas en los tiempos de los segundos (por no decir obsoletas: encontrar a un judío en España para enseñarle esgrima cien años después de 1492 no debía de ser tarea fácil).