Daniel Lopez Mablung escribió:Ya, pero eso también se puede aplicar a la inversa, hay tiradores que apuestan y anteponen la técnica, otros anteponen la efectividad en combate, depende de que que queramos hacer unos serán mejor considerados que los otros, ahora bien en una situacion real yo preferiria ser de estos últimos.

¿Y qué es la efectividad en combate?¿Tenemos suficiente información para poder establecer, al nivel de detalle que se pretende en esta discusión, y en un caso tan condicionado como son las heridas de corte al brazo con la espada larga, qué es lo realmente efectivo en combate? Y si lo supieramos, ¿podríamos extrapolarlo a unas reglas consistentes?
Me temo que la respuesta es negativa en todos los casos.
Dado que no tenemos experiencia directa en combate con armas blancas, trabajamos con datos indirectos: pruebas de corte, alusiones en los tratados, análisis comparado de las acciones etc. a y lo que se llega es a que la efectividad de este tipo de acciones está muy condicionada por las circunstancias:
-De la ejecución de la acción en sí y el arma empleada: la energía del golpe está directamente relaccionada con el momento de inercia de la espada y la velocidad angular de ésta en el momento del impacto; el momento de inercia, de la distribución de la masa con respecto al eje de giro (cuanto más alejada aquella de éste, mayor momento de inercia) y una diferencia de cuatro dedos más o menos en el punto de equilibrio sí cambian las cosas sustancialmente (eché unos números sobre eso hace unos años y deberían de estar por el foro). La amplitud del movimiento es una medida imperfecta de la velocidad angular terminal, pues presupone una aceleración constante entre los casos a comparar (con igual aceleración, a mayor trayectoria, mayor velocidad terminal), presunción que puede no ser cierta.
-Del punto de impacto y del objetivo: la presencia de una capa adicional móvil sobre la piel (y no ya un gambesón, sino simplemente unas mangas de un género algo recio) ofrece una resistencia al corte superior al de la capa por sí sola, pues parte del movimiento de la hoja se disipa en el deslizamiento de dicha capa sobre la piel, incluso aunque dicha capa acabe siendo penetrada. Adicionalmente, dado que la eficiencia en la transmisión de la energia de la hoja al objetivo es una función del ángulo entre éstos, y debido a la movilidad de los brazos,acciones ejecutadas de manera similar pueden o no causar penetración dependiendo de la posición del objetivo en el instante del impacto. Y finalmente, si bien es cierto que la zona está llena de ligamentos, también lo es que hay paquetes musculares relativamente grandes, y por la misma razón de la movilidad del punto de impacto, una acción puede causar serios daños que afectan a la movilidad o un corte suyo efecto inmediato se limite a constituir una dolorosa molestia.
-De las circunstancias de nuestra actividad: como bien dice Ton, se toman medidas para evitar daños que afectan al análisis de la efectividad: particularmente, es imposible establecer, no siendo el agente, si una acción ha sido retenida (o modificada para golpear con el plano) porque así lo ha querido el que acomete o porque ha cometido un error en la ejecución: el golpe retenido ¿hubiera podido darse a plena fuerza o la posición, movimiento, etc. realmente impedían el haber aplicado más fuerza? El golpe de plano, ¿hubiera podido realmente ser dado de filo? Y luego está el análisis coste-beneficio: puede resultar interesante una acción con un ratio de incapacitación de uno en cinco (por decir algo) si el ratio de seguridad es de uno en veinte así, en frío... pero me dá a mí que ese uno en veinte se me haría muy grande si ese uno fuera de la posibilidad real de irme a ver crecer las plantas por debajo, o quizás se me olvidarían esos ratios por la oportunidad de pasar de parte a parte al tío que siempre me quita el aparcamiento(*)...
Luego sí, es cierto, un corte al antebrazo como los que solemos hacer en nuestros asaltos podría desgraciar al contrario... o podría dejarlo prácticamente incólume. Y nos es imposible el saberlo a priori con la seguridad necesaria para establecer una regla fija y manejable al respecto.
Por otro lado, la contraposición entre técnica y efectividad en combate es engañosa. La técnica es efectiva en combate: debe de serlo, pues es lo que se nos transmite en los tratados: una serie de herramientas técnicas que se supone que son efectivas en el combate, y si no se supone ésto, apaga y vámonos. No: en esgrima histórica, o una técnica es efectiva, o es una posturita sin valor (por mucho que sea calcada a lo que pone en el libro). No confundamos "técnica" con "técnica elaborada": el ejecutar correctamente en forma y oportunidad un ataque a las avanzadas es tan técnico como un movimiento de conclusión con su atajo en el principio, en el medio y en el fin.
Y, volvamos a recordarlo una vez más, nadie combate con espadas: se esgrime. Y se esgrime con el objetivo de desarrollar y pulir unos recursos técnicos que en un eventual, hipotético y en nuestro caso inexistente combate real pudieran darnos ventaja para sobrevivir. Por ello, contraponer técnica y efectividad en combate es no haberse apercibido todavía que en esta actividad la efectividad en combate no existe, al contrario que la técnica, como una realidad directa y palpable, sino como un baremo hipotético que establece la validez de la técnica.
Dicho todo esto, solo me resta concluir que, en el caso de los cortes a los antebrazos, se produce, en mi opinión, uno de esos casos asimétricos que son imposibles de implementar con reglas objetivas. Pues, como se desprende de lo antedicho, no considero que haya que recompensar indiscriminadamente este tipo de acciones y, sin embargo (y en esto coincido plenamente con Javier Azuaga y Ton Puey) sí es beneficioso penalizar consistentemente el recibirlas, pues sirve para formar al paciente en una de las capacidades básicas de la esgrima con espada larga, que es la correcta defensa de los brazos. Y es que, desde mi punto de vista, aunque incluso la acción en concreto fuera exactamente igual en su ejecución y (supuestos) efectos, no es lo mismo un ataque de las características del que se está discutiendo en este hilo ejecutado como un recurso más dentro de una panoplia técnica amplia y rica, que el mismo ataque efectuado por un hipotético esgrimidor que hubiera optimizado su arma y su práctica exclusivamente para la ejecución de este tipo de acciones.
Y volviendo al origen de esta intervención, yo también preferiré ser efectivo en el combate si alguna vez me encuentro metido en uno con armas blancas largas...pero mientras llega esa situación(a la que, que yo sepa, ninguno de os presentes se ha expuesto o ha conseguido simular correctamente), me preparo de la única forma posible a mi alcance, que es desarrollando las capacidades técnicas que aumentan mis posibilidades de ser efectivo llegado el momento.
(*)Que es el equivalente moderno de una afrenta tal que reclame duelo como única enmienda.
