Bueno, tal vez sea un exceso de precaución, pero como norma general no empleéis aceites lubricantes para automóviles (aceites de motor) para usos en los cuales vaya a estar en contacto con piel o mucosas.
Los aceites de este tipo no son un aceite "puro", sino que contienen mezclas de distintos aditivos para mejorar las cualidades de viscosidad y estabilidad a disitintas temperaturas así como para disolver residuos y algunas cosillas más que van por este lado. En principio debería evitarse su contacto con partes del cuerpo donde hay riesgo de absorción, y eso, dada la naturaleza lipídica o su capacidad disolvente de grasas de estos lubricantes, hace que al hablar de zonas de riesgo, estemos refiriéndonos en este caso a toda la superficie corporal. Sí, nuestra protección externa está basada en un manto hidrófobo que puede ser facilmente "traspasado" por sustancias de estas características.
Todos me podréis decir y con fundamento: "sí, pero es una cantidad ridícula", o "al fin y al cabo es solo aceite". Y tendréis razón, pero hablando de este tipo de "aceites" (notad el entrecomillado), la cosa no está tan clara.
Lo cierto es que los aditivos que comentaba pueden absorberse a través de piel y mucosas e incluso formar depósitos dentro de ellas, pasando a llevar nuestro "reservorio" dentro de nuestra propia piel que se irá liberando lentamente a nuestro torrente sanguíneo cuando ya no estemos en contacto directo con el tóxico.
Y respecto a la cantidad... bueno, en principio los propios fabricantes son los primeros interesados en que no se cree mala prensa en sus productos e intentan minimizar el uso de aditivos potencionalmente peligrosos. La palabra clave es "intentan". Si alguno ha oido hablar de los peligros de los análogos a los estrógenos que empleamos a mansalva en productos industriales, sabrá que no siempre es sencillo encontrar sustitutivos rentables adecuados. Os dejo a vosotros la tarea de buscar los efectos que causan estos productos en cantidades "despreciables" en nuestro entorno.
Para acabar de sembrar el pánico y el desconcierto

Antes de que empecéis a saltar por la ventanas o a saturar los servicios de Urgencias al recordar que cuando érais adolescentes una vez cambiásteis el aceite a vuestra moto y os manchásteis un dedo, os diré que tampoco estamos tan indefensos ante tóxicos y que nuestros sistemas de protección y de eliminación suelen ser muy efectivos... contra casi todo, o sea que tampoco os relajéis: hay mecánicos que han pasado media vida manchados de aceite y (aparentemente) no les ocurre nada, pero la composición en los acéites sintéticos de alto rendimiento cambia casi a diario y tampoco son raros los casos de toxemias o de irritaciones dérmicas sin causa justificada. En otras palabras: prudencia, que es algo que cuesta muy poco y que ahorra mucho.

Moraleja: el aceite de motores donde mejor está es en los cárteres de los propios motores. Los aceites simples como el de linaza o el de parafina son bastante seguros y más que recomendables para su uso en superficies de madera como vuestros wasters y los específicamente pensados para uso dermatológico, como el aceite corporal o el de bebés, además de ser seguros te dejan una piel finíííísima y pueden ser empleados para otros fines aún más divertidos si cabe donde no se emplean espadas pero sí "contrincantes".

Hala, un saludo y perdonad la historia de terror; no me hagáis mucho caso ni os asustéis, pero no empleéis aceite de motor para esto. Besitos.
