Evidentemente, nadie puede dudar del interés que tienen los clásicos, ya sean de ficción o "científicos". Lo que pongo en duda es que siempre resulten amenos a cualquiera.
Creo que hay dos factores que podrían afectar negativamente a dicha amenidad: la dificultad, en muchos casos, inherente a un texto arcaico, de entender términos, giros o incluso letras ( p.e. esas "eses" que parecen "efes" en los textos del siglo XVII); y por otro lado, la diferencia de gustos entre las distintas épocas puede hacer que un texto literario de gran calidad y popularidad en la época nos parezca un peñazo. Podría ser que los gustos actuales, en general, estén orientados a una manera más o menos determinada de planteamiento, a un tipo de personajes determinado o a una estructuración dada de la historia. A lo mejor, por ejemplo, actualmente nos gustan más los personajes complejos que los "maniqueos", o al revés, nos gusta tener claro quienes son los buenos y quienes los malos: a un lector del Cantar de los Nibelungos le puede desilusionar que Hagen, el "prota", se carge a Sigfrido por la espalda; o por ejemplo, que llege un punto en el "Perceval" que parezca bastante repetitivo: el caballero llega a una landa donde hay una doncella/castellano/ermitaño al que un chungo le ha hecho una faena;el caballero se carga al chungo, la doncella/castellano/ermitaño se lo agradece mucho, con escenita de buena crianza cortesana incluida; el caballero se pira a la mañana siguiente, llega a otra landa y vuelta a empezar. O tragarse un chorizo de genealogías que a nosotros nos dicen bien poco: ¿que nos importa que zutanito engendró a menganito, y éste a platanito, si el "prota" es zancanito, bisnieto de platanito, y ni zutanito, menganito ni platanito vuelven a salir?
Dicho esto (peaso ladrillo), tambien he de decir que encontrar ameno, emocinonante, divertido o incluso desgüevarte abiertamente con un clásico tiene un sabor especial que va más allá del estricto disfrute, algo así como una impresión de empatía atemporal (¡toma ya!)
Y para terminar, un par de recomendaciones de clásicos occidentales: el "Mabinogion" galés y los tres ciclos irlandeses: el de los Tuatha de Danan, el de Cuchulain (fántastico el trance guerrero del pollo, y flipante la única manera de calmarle

) y el de los fenians: basado en éste último, hay un libro contemporaneo bastante bueno: "Una leyenda celta", de Juilene Osborne-McKnight.