La idea que dejaba antes era la de hacer dichos tratados asequibles para todos, especialmente cuando se trata de textos que no han sido reeditados desde hace muchísimos años y que no tiene visos de volver a ser publicados jamás de forma comercial.
Evidentemente no era mi intención ir en contra de las editoriales que deciden publicar este tipo de escritos en formatos asequibles. Evidentemente el trabajo de reproducir y poner a disposición pública un texto del que podemos obtener un ejemplar por 12 ó 18 euros en una librería mayoritaria, me parece casi estúpido por lo baldío del esfuerzo. (¿Acaso no cuenta ya con una suficiente capacidad de difusión un texto como el Manual de la Verdadera Destreza de Brea ahora que los benditos de Paris-Valencia lo ofrecen en fac-simil por 5 Euros?).
Pero cuando estamos ante un libro cuya única disponibilidad comercial es en forma de fac-simil de alta calidad por varios miles de Euros, me parece que flaco favor se hace para su difusión entre aquellos cuyo interés por él va más allá de las portadas o del tipo de papel sobre el que está impreso. En este caso sí que está justificado el esfuerzo por hacerlo disponible al público general.
Y ojo que no discuto el derecho de cualquiera a publicar lo que desee en el formato que mejor piense que le pueda facilitar el sustento, antes bien defiendo todo trabajo que directa o indirectamente ayude a preservar el legado cultural de nuestros antepasados. Lo que sí mantengo es que del mismo modo que lo hace ese editor, también los interesados se pueden movilizar para hacer una labor más que encomiable.
Y respondiendo a tus cuestiones, Rorro:
Sí, claro que se tienen derechos sobre la autoría de reproducciones, y no solo si el editor se ha decidido por crear nuevas planchas artesanales; también existen los derechos sobre la edición con (hata donde yo conozco) la misma vigencia que si fuera una obra original (es decir, setenta años).No se si hay posibilidad de reclamar sobre las reproducciones artisticas de grabados, panes de oro y demas guerras, ya que los si bien el contenido y los dibujos son copiados de otro, las planchas y fotolitos suelen ser artesanales. Tengo mis dudas.
Pero si tengo un texto, edición la que sea, de hace setenta años y un día, ya puedo hacer de él pública o privada difusión sin rendirle cuentas a nadie. Y a eso es lo que me refiero. Dudo que muchos de nosotros nos veamos en la tesitura material o moral de sacar un legajo del s XVII de una colección privada o pública para entregárselo a un fotocopiador junto a los apuntes de una asignatura de cualquier carrera o cursillo.
Comparto tu preocupación que creo basada en la justificada preocupación por la conservación de la obra original. Sin embargo debo decir que el escaneado de escritos antiguos es una técnica que se viene empleando desde que existen los escáners. De hecho parte de la tecnología disponible hasta hace poco debía sus orígenes a este tipo de técnicas, cuyas necesidades de calidad de reproducción y facilidad de uso excedían los medios fotográficos convencionales.Sobre copiar el original a scanner... si veo a alguien hacer esa barbaridad con un pedazo de historia, la tiene conmigo , sin meter enmedio al estado y a la SGAE
Existen copias digitales de prácticamente cualquier texto histórico, y no hablo solo de Los Manuscritos del Mar Muerto o del Código Leicester (otra cosa es que esos archivos digitales tengan pública difusión, especialmente cuando hablamos de obras públicas donde la posesión de la única copia equivale a unos derechos de autor casi inagotables y a los que nadie quiere renunciar).
El trabajo se realiza por profesionales en condiciones controladas, pero esas mismas condiciones se pueden hacer en una casa como la de cualquera con un escáner doméstico. Lo sé porque he colaborado en este tipo de procesos y he visto muchos centros que se dedican a ello haciéndolo en unas condiciones que no van más allá de un entorno adecuadamente limpio, un soporte que no suponga tensiones en el libro y un escáner a efectos prácticos con unas capacidaes que no exceden a que hoy en día podemos tener todos en casa.
Evidentemente un chaval con las manos manchadas del bocadillo de chorizo de la merienda forzando las hojas a capón en una copistería de máquinas a monedas y un manuscrito del siglo XVI no son buena combinación, pero creo que esa imagen que a todos nos eriza los pelos de la nuca, no es algo que ninguno de nosotros persiga ni permita.
De todas formas pienso que tiene ser más fácil conseguir una edición de hace setenta años que un original de trescientos años, y a eso es lo que me refería; nada de saquear museos ni bibliotecas públicas.

Pero bueno, que como ya he dicho es solo una idea de solución a un problema concreto de disponibilidad. SIento si se ha podido interpretar lo dicho como una falta de respeto hacia editores o hacia los propios textos históricos. No era esa mi intención y me disculpo nuevamente si así ha podido parecerlo.
Posiblemente para mí, como persona particular interesada y con unas ciertas posibilidades económicas, me resulte realtivamente sencillo el conseguir aquellos textos que mantengan viva mi afición por el mundo de la esgrima antigua. Otros colectivos importantes no lo tendrán tan fácil y es posiblemente hacia ahí donde sería interesante dirigir estos esfuerzos de difusión de las obras -aún en formato digital-. Y esto, por supuestísimo, siempre desde una perspectiva de respeto legal a los derechos de autor así como a la conservación del patrimonio y del saber al que todos deberían tener derecho.
Un saludo y espero que esta vez no se me malinterprete. Estoy seguro que todos compartimos en el fondo las mismas ideas sobre el acceso a la cultura y lo que nos hace ser tan cautos es el temor a los posibles daños que pudiera sufrir nuestor legado cultural, cosa que te honra a tí, Rorro y a cualquiera que la comparta.
PD: Notad que todo esto lo digo con una sonrisa en los labios (como ésta

