Mensaje
por Alberto Bomprezzi » Dom Ene 20, 2008 6:22 pm
El 1er torneo del año 2008 de espada ropera Emet (Escuela Madrileña de Esgrima Tradicional) se celebró ayer en Tres Cantos. No es un campeonato de España ni tenía dicha pretensión aunque concurrieron cerca de 50 esgrimidores de varias salas de España – Alicante, Barcelona, Castellón, Sevilla, Valladolid y obviamente Madrid.
Este torneo, como todos los que celebramos, no se encuadra dentro de un circuito ni existe un ranking de esgrimidores ya que el propósito del torneo no es hacer de la práctica de la ropera un deporte, sino contribuir a la formación emocional de aquellos que participan al someterlos a la presión emocional del combate.
Es evidente que hoy en día nadie va a tener nunca un duelo. El torneo es por ello una forma de aproximarse de forma suave, a esa realidad, en la que un solo tocado te elimina del juego. Esto genera en los esgrimidores una inevitable tensión que hace que la esgrima que uno pone en práctica en la sala a diario y la que luego saca en el torneo sean, sin lugar a dudas, diferentes. El autocontrol, el sentido táctico incluso la capacidad de concentración son realidades que solo los torneos con armas que permitan el contacto pleno, ayudan a comprender.
Como les dije ayer a los participantes antes de comenzar, a los torneos de Esgrima Tradicional no se viene a ganar medallas sino honra y reputación. Fuera de aquí eso obviamente no significa nada pero en este microcosmos que es la AEEA si. Ganar es importante pero no a cualquier precio. Si uno recibe un tocado y el arbitro no lo ve, los contendientes deben ser honrados y admitir si han dado (o recibido) o no un tocado aunque esto a veces implique no conseguir con ese tocado la victoria o incluso, reconocer la derrota y la eliminación. Se trata de ganar si, pero con hidalguía, sino es mejor perder. Una victoria deshonrosa es mucho peor que la derrota. Esa es nuestra filosofía y puedo dar fe de del profundo sentido del honor de que hicieron gala ayer – como en otros torneos – los participantes, tanto que confesaban todos los roces por leves que fueran y que a menudo los árbitros desestimábamos por su levedad.
Por otra parte – no vamos a negarlo – son divertidos y sea cual sea el resultado que se obtenga siempre redundan en una experiencia positiva y en el encuentro de amigos y amantes de la espada de diferentes salas que encuentran así un motivo para reunirse y hablar, tras el torneo, de esgrima, espadas, tercios, guerra medieval o simplemente de sus propias experiencias.
Hacia un año y medio – desde el evento de Bustarviejo – que no celebramos un torneo, para enfocarnos más a mejorar los aspectos técnicos de la práctica, y creo que este ha sido un buen momento para volver a tener uno ya que en este tiempo los esgrimidores de todas las salas han madurado mucho, como pude comprobar al final del torneo al tirar con algunos de ellos.
De este torneo más allá de los resultados y los datos concretos creo importante destacar algunas cosas:
- la honradez y caballerosidad de todos los participantes que, siempre y sin dudarlo, fueron sinceros concediendo y valorando lo que daban y recibían con honestidad.
- La notable mejoría del nivel general de los participantes. Las diferencias entre los esgrimidores de la primera generación de hace 5/6 años y las nuevas generaciones de alumnos – en todas las salas – se han reducido, y ya no hay rivales fáciles.
- El hecho ya evidente de que tenemos una nueva tradición en marcha. El torneo ha puesto de manifiesto de forma clara que hay una nueva generación de esgrimidores y futuros diestros en marcha, tiradores que saben luchar con la ropera que saben cerrar las líneas, retirarse, y en resumen, esgrimir con una ropera con criterio.
- La presencia de tiradores de Alicante, Barcelona, Castellón, Sevilla y Valladolid que supieron jugar la espada, demostrando que, a pesar de las dificultades, se esta trabajando bien y con ilusión. Quiero agradecer a todos los que han venido al torneo de otras ciudades, su presencia. Sin ellos no hubiera sido lo mismo. En este aspecto puedo anticipar ya que es una prioridad para mí, en el medio plazo, subir el nivel de los esgrimidores de todas las salas.
Personalmente creo que para todos, el torneo resultó instructivo, y se aprendieron muchas cosas sobre como se siente uno bajo presión cuando un solo tocado te deja fuera.
Como suele ocurrir en todos los torneos la causa libre dominó por completo el juego y fueron pocos los que supieron jugar la causa sujeta e imponerla, Esto es normal y los años venideros espero que a medida que los ánimos se templen, este juego encuentre el lugar que le corresponde.
Juan Antonio Suárez, Carlos Urgel (Cat), Oscar López, y Alfonso Durán jugaron las semifinales. La final se jugó entre Juan Antonio Suárez y Oscar López y el vencedor fue merecidamente, Juan Antonio Suárez. Tiró bien, con decisión y carácter, supo manejar la distancia y tuvo claridad de ideas, lo que bajo presión es más fácil de decir que de hacer y es a menudo una ventaja nada desdeñable.
Desde aquí felicito al ganador, los finalistas y todos los participantes en el torneo, que ayer pudieron vivir lo que significa el dicho “Sobre la espada, manda el corazón”.
"La espada es la luz con que sale al mundo el corazón, y aunque tu le des lecciones de amor tiernas y acabadas, no ha de mover corazones hombre que no mueva espadas"