N o, cuidado, que creo que me he expresado mal: yo hablaba de métodos "tradicionales".
Los pavonados en frío, si se siguen escrupulosamente las instrucciones de seguridad y no
nos empeñamos en hacerlo a escondidas en el cuarto de baño sin ventilación ninguna
(cosa innecesaria por otra parte; a estas alturas todos en casa ya os tienen catalogados
como lo que sóis)

ni en fumarnos un pitillo mientras lo empleamos (aunque en
este caso, como total vamos a palmarla de un cáncer de pulmón, pues como que se nota
menos)

en principio son bastante seguros.
De hecho un kit de seguiridad medio decente (gafas protectoras, mascarilla de filtro de
papel y guantes de trabajo de goma) nos sale por un billetito de los más pequeños en
cualquier ferretería y si lo aplicamos en un lugar ventilado (si es en casa, basta colocarnos
pegados a una ventana en una habitación con todas las puertas cerradas y un ventilador
"empujando" el aire hacia afuera) como que habría que ser el primo de Forrest Gump para
que pasara algo.
Y el resultado de los pavonados en frío... bueno, es cuestión de probar marcas y tiempos de
exposición: he visto algunos sorprendentemente bonitos que podrían incluso pasar por los
químicos "de toda la vida". Y si el resultado os parece estéticamente acertado no veo por
qué no se va a poder emplear en la hoja (pensando siempre, eso sí, que el pavonado es
una capa fina que con el uso de una hoja de prácticas acabará cediendo).
Vamos, que no desanimo a nadie ni mucho menos: una empuñadura es algo relativamente
fácil de pavonar (me refiero a cuestiones de uniformidad en el acabado simplemente
porque la superficie "lisa" -excepción hecha de las guardias de taza- no es tan grande
como en una hoja y los fallos se notarían menos) e incluso pavonados decorativos en el
tercio fuerte de las hojas eran práctica relativamente extendida desde finales del
XVII-principios del XVIII hasta hace cuatro días (eso sí, a la llama y bastante tenues, que
era para hacer bonito).
Saludos y si alguien lo lleva a la práctica que siga el ejemplo de Manuel y nos ponga los
dientes largos.
