Ya sé que soy bastante pesado, pero sigo diciendo que los problemas del mundo audiovisual español son exactamente los mismos que se dan en la sociedad española.Carlos Fernández escribió:El problema, es que quien hace esas series o películas: productores, directores, guionistas… no saben nada del tema, y nada es nada. Y no suelen contratar buenos asesores y no se les suele hacer mucho caso.
Mucha gente llevamos varios años “asesorando” de forma desinteresada en los foros de Internet a los neófitos en distintas actividades vinculadas con la historia, e incluso fuera de ellos. En mi caso, llevo desde el 2002 largando información sobre distintos aspectos históricos. Y tanto en otros foros como en este, he visto cómo se daba información por un tubo a aspirantes a recreacionistas, artesanos que desean realizar réplicas de piezas, gente relacionada con diversas producciones audiovisuales, ilustradores especializados en temas históricos, periodistas, gente vinculada a la esgrima escénica… hasta escritores de novelas de ambientación histórica, después de que éstos hubieran solicitado dicha información. Y la sensación general que tengo es que el 90% de ellos se han pasado los consejos y la información que se les ha dado por el arco del triunfo.
Sólo hay que recurrir al motor de búsqueda de este mismo foro para ver cómo hay gente que se resiste a reconocer que algo era “así” y prefiere hacerlo “asá” sólo porque estéticamente le mola más, cuando se les ha aportado información suficiente para que quedase meridianamente claro que en realidad era “así”. Y, después de haberme movido por el mundillo audiovisual y haber hablado con productores, la sensación que tengo es idéntica. Si el responsable de un evento o grupo de recreación made in Spain considera que mola más un caballero medieval fantástico que uno “real” ¿por qué un productor debería pensar de una forma distinta?
Otra cosa es que vivimos en un país en el que los médicos dicen que los abogados son unos chapuzas y éstos que lo son los arquitectos, los cuales, a su vez, señalan los defectos de los médicos y así hasta el infinito. En fin, comparando el cine de acción USA con el patrio se pueden alcanzar unas conclusiones muy similares a las de muchos otros ámbitos, profesionales y no profesionales, que, si le les somete a un escrutinio frente a lo que se hace en otros países líderes en esos ámbitos, tampoco quedarían demasiado bien parados.