Mensaje
por Carlos Fernández » Dom May 08, 2011 5:35 pm
Que yo sepa no queda nada de sable clásico en España.
Me costa que en la AEEA hay mucha gente trabajando con el sable español.
Entre esas personas el propio Alberto ha empezado hace poco con ese arma… el periodo mínimo para que tenga un trabajo interesante son dos años (eso dice el), yo creo que al final será mas tiempo, sobretodo hasta que se pueda introducir en clases o en seminarios.
Yo mismo he trabajado un poco con el tratado de Don Jaime Merelo, es lo mas interesante, según mi criterio de sable del ultimo tercio del siglo XIX.
Para encontrar tratados de sable, en PDF en la página de la Biblioteca Nacional de España, hay montones, todos muy legibles y escritos en un claro castellano, como el nuestro.
Merelo creía que la esgrima de Sable español venia de la esgrima de ropera, de hecho se jacta de haber leído, y estudiado, a los clásicos de la Verdadera Destreza.
Anterior a el, Simon de Frias en su en “Tratado elemental de la destreza del sable” de 1809, ya hace una adaptación te la destreza al sable de la época… que no es el de Merelo.
Pero si tu pregunta es: ¿Me ayudaría tener dos ó tres años de Ropera, para tratar de crear o recrear un sistema de sable? La respuesta es si, y mejor tres que dos, y cuatro que tres… y mientras tus instructores y maestros tengan cosas que enseñarte o corregirte de tu biomecánica, sentido del tiempo, compases etc. Te seguirá mereciendo la pena la ropera para mejorar en el sable.
Y en todo caso yo creo que practicar cualquier arma te ayuda con las demás, si trabajas con cabeza (vamos que si trabajas con palo largo entiendas la diferencia de un palo a un sable, filo punta, peso guarnición. Si trabajas con la ropera entiendas que el sable es más lineal, que el filo tiene más importancia etc.).
Pero si tu pregunta es: ¿puedo hacer con un sable lo que hago con una ropera? Pues bueno, partiendo de que no se sujetan igual, pues esta claro que no.
Menuda chapa he soltado. Espero haber dejado algo claro.
Rey del Sumer y de Akkad Señor de las cuatro partes del mundo. Rey de la totalidad.
Títulos no reconocidos oficialmente por la Organización de Naciones Unidas, ni ningun país miembro.
Interpreto pues silencio positivo